¿Refundar la OTAN? Llamen a Puigdemont

Si Ursula von der Leyen quiere que germine de verdad una OTAN europea no basta con mandar cartas. Debe darle poder a algún tipo audaz. Un estratega con demostrada capacidad de sacarle a los países lo que sea. La voluntad. Los fondos. Los pantalones. Y, por supuesto, que lo haga sin demasiada burocracia y sin demasiado escándalo. Sin revuelo. El ruido no ayuda. El papeleo, tampoco.

Ante este panorama, estamos en disposición de afirmar que no hay nadie en toda la Unión Europea que cumpla mejor ese perfil que Carles Puigdemont. Conquistador de conquistadores, es capaz de lograr lo inimaginable.

Con media docena de hombres y un poco de propaganda, en una negociación y media ha logrado que un gobierno de la UE le permita controlar las fronteras de un Estado miembro. Sin tratados internacionales, sin largos procesos institucionales ni negociaciones interminables. Sin más requerimientos que la voluntad de un solo hombre.

¿Es o no la de Puigdemont la mejor lección de estrategia militar? Conquistar el máximo con lo mínimo. Olvídense de Sun Tzu y otros teóricos. El de Junts se mueve en el tablero internacional como nadie. Además, sabe aparecer y desaparecer. Pues eso, que te monta una OTAN en un abrir y cerrar de ojos. Te da un ultimátum por aquí, dos ruedas de prensa por allí y a la que te das cuenta ha implantado sus tácticas en toda la Unión. Se resumen en dos máximas: Una, 'el principio de Waterloo': es desde esta ciudad belga desde donde se manejan los asuntos clave de los miembros de la Unión, incluida su seguridad. Dos, 'la doctrina de la amnistía': cualquier afrenta a las instituciones se resolverá con un perdón masivo.

Habría que aprovechar, porque el catalanista está ahora mismo en su mejor momento. No sólo estoy segura de que le sacaría a Meloni y a Macron lo que les pida; también de que lo sientas con Putin o con Trump, o con los dos, y los convence de que hay que hacer esto o deshacer aquello. Ni Ak-47, ni drones, ni mercenarios; el verdadero poder de conquista de las fronteras no es lucharlas kilómetro a kilómetro, es encontrar el punto débil del que tienes enfrente. Será chantaje pero funciona. Está tardando Von der Leyen en llamarlo.

Por poner una pega, sólo le veo un problema a mi candidato Puigdemont. ¿Cuánto tendríamos que pagarle? ¿Qué podría pedirnos a cambio? ¿La independencia de Cataluña por una UE más segura? Les parecerá una barbaridad, pero ya me lo creo todo. Que Javier Solana me perdone.