TIRO AL AIRE

Así hemos llegado al 'lawfare'

El teatro se llamó 'comisiones de investigación' y quién iba a oponerse a que se hiciera justicia desde toda cámara legislativa

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Recuerdo con pavor una comisión de investigación que montó el Parlament balear sobre la financiación del PP de las islas. Los periodistas que la cubrimos pasamos vergüenza. Matas ya estaba cumpliendo condena en la cárcel por corrupción. Entró en la comisión por videoconferencia junto ... a su abogada. Recién operado de un oído, un vendaje mayúsculo cubría la parte superior de su cabeza. «Matas se hizo el sordo», titularon algunos periódicos. Él alegó no escuchar mientras los diputados insistían en sus preguntas cual fiscales sabuesos. A la Justicia la representan ciega y con aquel intento de impartirla desde el Parlamento también se había quedado sorda. Premonición, quizá, de que los políticos terminarían por amputarle todos los sentidos.

Aquel episodio de Matas, condenado en los juzgados, que es donde se juzgaba antes lo penal en este país, era la punta del iceberg de una serie de procesos viciados en su origen. Sus señorías parlamentarias se habían puesto a hacer de jueces de instrucción, fiscales anticorrupción, abogados y jurados por todo el territorio español, casi contra todos los partidos.

El teatro se llamó 'comisiones de investigación' y quién iba a oponerse a que se hiciera justicia desde toda cámara legislativa. ¿Montesquieu? Dos cuerpos de una misma sociedad, el legislativo y el judicial, se rozaban, se abrazaban y sólo podía mirarse bonito. La realidad era otra: el legislativo le estaba tocando el culo –sin permiso– al poder judicial. Pero cegado de romanticismo justiciero, el público no veía el abuso.

El nivel subió con la creación de las llamadas oficinas u observatorios anticorrupción en algunas comunidades. En Baleares. En la Comunidad Valenciana… Pura aberración. Lo sabemos los periodistas. Conocemos el valor destructivo de ese titular que arranca «Investigan si…». El mismo resultado que sentarse ante un parlamento a dar explicaciones sobre un caso de corrupción. Condena segura. De lo contrario los políticos no convocarían las comisiones. No buscan la justicia, sino el rédito partidista. ¿Cómo van a ser jueces unos diputados en un parlamento, el que sea, si están ahí como parte interesada?

Junts utiliza a Pedro Sánchez como un golem barato –seis monedas– para explicarnos qué es 'lawfare', guerra judicial, y él repite y repite. Quieren hacernos el lío y convencernos de que es el sistema judicial el que está abusando de ellos, cuando llevan años metiéndole mano suciamente. Pero la 'buscona', dicen, es la Justicia.

La diferencia entre las 'performances' de los políticos jugando a ser jueces y lo que sucede en los tribunales reales es que un juicio nunca se sabe cómo va a terminar. Por eso, ante casos dudosos, siempre hay alguien que recuerda aquello de que «vale más un mal pacto que un buen juicio». Eso busca Sánchez: que sus pactos con el fugado valgan más que la propia Justicia.

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