TIRO AL AIRE
¿Y si ya nos gobiernan robots?
Tanta red, tanta máquina, tanto canal de comunicación, tanto sistema hiperconectado, para nada
Mi exnovio Puigdemont
Vox coge la linde
Existe un temor generalizado de que la IA y los robots primero nos quitarán el trabajo y luego hasta podrían gobernarnos. Hablo por mí, pero yo hoy, del banco a Hacienda, relleno muchos más documentos y casillas, pido más certificados y le dedico bastantes ... más horas a la burocracia digital que antes. No sé si en unos años habrá periodistas robots para expulsarnos a los humanos del mercado. Lo que sí sé es que, de momento, la tecnología tampoco me ha quitado trabajo. Supongo que por ahí se empieza. Es más, creo que me lo ha dado. Sobre la otra profecía, la de los robots mandando, también albergo serias dudas. Pero en el sentido contrario. Creo que ya está pasando. Sí, a veces me da la sensación de que ya nos gobiernan máquinas. Les traigo tres casos que me han hecho creer en tal teoría.
Hay una riada en la costa levantina y los políticos y sus sistemas, encargados de enviar la señal de alerta a tiempo, no lo hacen. Tampoco reconocen abiertamente los fallos. Se escudan en un engranaje de comunicaciones y códigos… como si no fuera su responsabilidad, sino de sus programadores. De quien diseñó sus algoritmos. O incluso culpa nuestra, por no haber marcado los comandos correctos. Ha puesto usted mal el 'prompt'. Con las máquinas, la culpa nunca es de éstas. Es del fabricante o del usuario. Un mecanismo sólo responde según sus instrucciones. Me ha parecido ver algo así en la justificación que da el Gobierno de Sánchez sobre la ausencia de éste en el funeral de Valencia. Más de 200 muertos, cadáveres aún sin localizar, la mayor catástrofe natural de este país… pero el presidente español no fue porque no era un funeral de Estado. Su Gobierno repite, en modo robot loro –estamos rodeados de ellos–: «No funeral de Estado. No funeral de Estado». Por supuesto, los robots no se disculpan. Sólo te escupen sus códigos. Como el dichoso E13 de mi aspiradora cuando se atasca el rodillo.
La robotización de nuestros políticos tiene ecos también en el extranjero. Se reabre uno de los símbolos de la civilización europea, la catedral de Notre Dame, aquí al ladito, en París, y no va ningún representante español. Invitados sí estábamos, ¿entonces? No se ejecutaron los códigos. Anomalía operativa. Se comprueba otra vez que las conexiones del 'big data' no han funcionado. Tanta red, tanta máquina, tanto canal de comunicación, tanto sistema hiperconectado, para nada.
Si fueran robots diríamos que hay que reprogramar. Desenchufar. Se buscarían nuevos modelos y nuevos desarrolladores. Se les entrenaría de otra manera. Se concluiría que estas inteligencias no están preparadas para interactuar en la esfera de lo humano.
Ya veremos cómo avanza la IA. De momento, a los que nos meten miedo con que nos va a quitar el trabajo es a nosotros. Pero todavía no he escuchado a un político que lo diga. Perdonen que sospeche…
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