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TIRO AL AIRE

Vox coge la linde

Vox se ha dado cuenta de que como apoyo del PP gana poco. Supongo que preferiría ser el partido grande y no el pequeño

El fin de la utopía democrática

Pedro, no te fíes

María José Fuenteálamo

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Conozco a más de uno, a más de dos, a más de tres, a más de cuatro… ¿qué digo? conozco a decenas, y serán muchos más, votantes de Vox que acogerían hoy mismo en su casa, en su hogar, en su familia, a un inmigrante menor recién llegado ... en cayuco. No sólo sé que les darían cobijo, también que los tratarían como uno más, dándoles todo lo material y todo lo emocional para que se cumplieran sus sueños de vivir y crecer en un mundo mejor que el que dejaron al otro lado del mar. Los pondrían a jugar con sus hijos, los inscribirían en sus mismos colegios, les comprarían ropa y libros, los llevarían a clases de inglés, de fútbol, de piano. Por supuesto, esta Navidad habría para ellos regalos debajo de sus árboles. En Semana Santa, me juego lo que haga falta, los llevarían a esquiar y en verano, a la playa. Y harían todo eso importándoles un pepino el efecto llamada. Certezas que tiene una en este mundo de incertezas. Por eso, en el primer 'round' de ruptura de Vox con el PP por el reparto de inmigrantes no entendí el tiro en el pie de los de Abascal. También es cierto que a veces no aprendo. Me ocurre como al PSOE, que confundo las decisiones de la cúpula del partido con la voluntad de sus votantes. Los anhelos de los de arriba con los de abajo. Y así, los capitanes de Vox creen haber descubierto el propósito de su existencia en su férreo e innegociable posicionamiento ante la inmigración ilegal. La inspiración les viene de fuera. De sus amigos de Italia y de Hungría. Consideran que allí les ha ido bien.

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