TIRO AL AIRE
En defensa de Sánchez
«Es muy duro darte cuenta de que te has pasado más de 100 minutos intentando defenderte, que era justo lo que sabías que no tenías que hacer»
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En defensa de Pedro Sánchez hay que decir que Feijóo, al principio, jugó al despiste. Llegó el gallego al plató y parecía nervioso, perdido. Miraba el líder del PP a la cámaras como sin saber, desorientado. Sánchez, sin embargo, se mostraba fresco, seguro de ... sí mismo, de pie. Llevaba el líder del PSOE días preparándose y al otro lado de la mesa había un oponente que traía unos papeles sin ordenar, sin recoger en carpeta de anillas.
En defensa de Sánchez hay que recordar que quizá venía demasiado confiado por sus recientes experiencias televisivas. Añadiremos también, como el mismo socialista reconoció, que quizá no conocía el sentido del humor de su oponente. Eso descoloca.
En defensa de Sánchez hay que explicar que lo de hablar primero, a veces, engaña. Porque intervienes sin haber medido aún el tono de tu adversario.
En defensa de Sánchez hay que añadir que ser el mandamás del país igual te malacostumbra a no escuchar opiniones contrarias sobre todo cuando te rodeas de asesores que te edulcoran las encuestas. Eso no te entrena para controlar con calma tus respuestas.
En defensa de Sánchez hay que considerar que no podía esperarse que Feijóo le ofreciera firmar un pacto en directo.
En defensa de Sánchez hay que decir que la rabia te carcome y, se te nota, cuando empiezas a ser consciente de lo feo que queda interrumpir en exceso pero no puedes dejar de hacerlo.
En defensa de Sánchez hay que sopesar que nadie de su talla, su planta y su experiencia puede creer que sea posible perder tanto en un debate.
Pero, sobre todo, en defensa de Sánchez hay que señalar que es muy duro darte cuenta de que te has pasado más de 100 minutos intentando defenderte, que era justo lo que sabías que no tenías que hacer.
Por eso, en definitiva, algo habrá que decir en defensa de Sánchez ya que él no ha sabido hacerlo.