pincho de tortilla y caña

Un lugar en la historia

El título del libro podría ser Pedro y el lobo, con prólogo de Óscar López

Lujuria

Olas y falsedades

Me apuesto el pincho de tortilla y caña de rigor a que si Sánchez contratara a un negro (o a una negra) para que escribiera su hagiografía, le pediría que le ayudara a pasar a la historia como el esforzado político que luchó a brazo ... partido para evitar que la extrema derecha se hiciera con los mandos del Estado, que se dejó los cuernos para apaciguar las veleidades independentistas de los partidos catalanes que propiciaron el 1–O, que blandió sin desmayo la bandera del feminismo como estandarte del progreso social de su mandato y que hizo frente sin arredrarse a la ofensiva más virulenta y feroz que banqueros, jueces y periodistas hayan desplegado jamás, en el último medio siglo, contra un Gobierno legítimo. El título del libro podría ser Pedro y el lobo (o David contra la fachosfera), con prólogo de Óscar López o de Óscar Puente. O tal vez de los dos. No descarto que ese libro se escriba, aunque no le auguro un gran éxito editorial. Si algo caracteriza la situación actual es que ese relato epopéyico del titán que soporta sobre sus hombros la bóveda celeste se está quedando sin clientela. Poco a poco se va imponiendo la idea de que para evitar que lleguen al poder los que quieren convertirlo en su coto privado no es buena idea hacer lo mismo que ellos: convertirse en un sátrapa que confunde el interés público con el suyo personal. Si las urnas hicieron posible que la extrema izquierda, la progenie de una banda terrorista y los culpables de un delito de sedición sostuvieran las andas del sanchismo, ¿por qué regla de tres no pueden hacer posible que la extrema derecha haga lo mismo con el PP? ¿Tanto ha mejorado la calidad democrática en España durante el último lustro como para que se avizore el riesgo de una involución catastrófica? Acaso haya quien piense que la colonización institucional y el saqueo de las arcas públicas no está tan mal cuando lo practican los cruzados de la milicia progresista, pero ya se han encargado de invalidar el argumento Koldo, Ábalos, Cerdán y su cuadrilla de presuntos delincuentes. Cómo será la cosa que hasta Rufián y Otegui se han apresurado a dejar claro que el discurso del muro de contención de la ultraderecha no basta para mantener con vida la legislatura. Por lo demás, que durante el mandato de Sánchez no se haya roto formalmente la unidad de España no significa que la estructura del Estado esté incólume. Ya se han encargado sus socios periféricos de ir cavando túneles subterráneos para hacerse con el oro que se cuela por las rendijas de la tarima. Quién haya visto 'La leyenda de la ciudad sin nombre' ya sabe cómo acaba la película. No haré ningún espóiler pero quienes están al mando de la tuneladora cuentan los días para que sobrevenga el derrumbe. Y en cuanto a lo del feminismo, que les pregunten a las mujeres que lo enarbolan si será este el Gobierno que pase a la historia como el campeón de su causa. Ningún demóscopo con el que he hablado recuerda una fuga tan llamativa del electorado femenino que hasta ahora respaldaba al PSOE. Es un secreto a voces que Sánchez no acabará en escaparate de la historia y no hay hagiógrafo, por muy negro que sea, capaz de remediarlo.

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