café con neurosis
Me parece poco
Haría falta un real decreto que destierre la frivolidad con que tratamos a los enfermos mentales y el empleo abusivo del vocablo 'loco'
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Iniciar sesiónEn su constante empeño de solucionar los problemas, intentando regular el lenguaje, el Congreso de los Diputados, a propuesta del PSOE, aprobó una proposición no de ley, hace unos días, en la que se insta a que no se emplee el término 'cáncer' aplicado ... a asuntos de difícil solución o imposibles de solucionar, por el desprecio que se puede causar a quienes padecen esta enfermedad.
El escritor Arturo Pérez Reverte –pidiendo excusas de antemano por usar un lenguaje grosero– afirmó con rotundidad: «Me va a regular el uso de las palabras su puta madre». A mí me parece poco. No me refiero a las palabras del escritor, que son suficientemente rotundas, sino que circunscribirse a una sola enfermedad es pacato y tímido.
Creo que el Congreso de los Diputados, tan progresista, podría avanzar más en este terreno y comenzar una nueva era de la normativa del lenguaje, mucho más ambiciosa.
Habría que prohibir, sin disimulos, el término 'cojo' a multitud de expresiones que, con una gran insensatez y sin darnos cuenta, usamos desde hace siglos quienes nos expresamos en español: «Este proyecto esta cojo, y se nos va a caer», «Al proyecto de urbanización municipal le falta algo, no sé qué es, pero está cojo», etcétera.
Lo mismo podríamos decir del vocablo 'ciego', al que hemos convertido en un sinónimo negativo, sin que los invidentes, hasta el momento, se hayan quejado: «Para no ver los defectos que tiene ese organigrama hay que estar ciego», «Se puso ciego de vino, y terminó con una borrachera muy vistosa», «Es tan torpe en darle a la bola que hasta un ciego lo haría mejor», «La solución es tan evidente y tan clara que hasta un ciego la vería».
Y, más que una proposición no de ley, haría falta un real decreto de los que tanto le gustan a Pedro I El Mentiroso, donde se destierre la frivolidad con que tratamos a los enfermos mentales y el empleo abusivo del vocablo 'loco'. ¿Por qué un enfermo mental va a ser menos sensible que un enfermo de cáncer?: «Nada más terminar la cena, empezaron a discutir y se insultaron como locos», «La decisión del gerente es una locura. O es que se ha vuelto tonto». ¡Tonto! Otro término que indica el desprecio a la discapacidad psíquica.
Si se llevan a cabo estas iniciativas, con fuertes multas a los infractores que demuestren que no son nada progresistas, podríamos llegar a un día en que tendríamos que eliminar cualquier metáfora, tropo o comparación. Y, entonces, algún retrógrado podría decir que usábamos un lenguaje gilipollas. ¿Y eso sería un insulto al Congreso de los Diputados, una descalificación o, simplemente, una descripción objetiva? Se lo preguntaré a Arturo, a ser posible en el bar del Palace, porque la última vez en que coincidimos allí me pagó el 'dry martini' que me estaba bebiendo en compañía de Ernesto Sáenz de Buruaga. Esta vez tengo que pagar yo. Y estoy tan agradecido que me parece poco.
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