el contrapunto
Trump no va de farol. Es peligroso…
Europa debe expulsar del juego político a los extremistas que a izquierda y derecha confluyen en su adhesión a los verdugos de Ucrania
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Y miserable. No se me ocurre otro adjetivo para definir el alarde de matonismo exhibido por el mandatario norteamericano ante Zelenski. Acudía el ucraniano a la Casa Blanca revestido de dignidad, simbolizada en el atuendo militar del que no se ha despojado desde que ... Putin invadió su país y él rechazó un exilio dorado para jugarse la vida encabezando la resistencia de sus compatriotas, y se topó con un patán incapaz de apreciar el significado de ese gesto ni valorar el coraje de ese invitado excepcional. «Viene usted muy elegante», le espetó, sarcástico, antes de lanzarle a su perro Vance a la yugular con reproches y amenazas a los que enseguida se unió él, henchido de brutal arrogancia. Una conducta despreciable que lo retrata como un tipo sobrado de poder y ayuno de moral, que se arruga ante el fuerte y abusa del débil. La enésima demostración de que la democracia tiene sus límites porque los pueblos se equivocan.
Trump ganó las elecciones de 2024, cierto. Lo mismo hizo Hitler en 1933. El alemán debió buena parte de ese éxito a la invención de la megafonía, que utilizó con maestría para multiplicar el alcance de su propaganda venenosa. El magnate norteamericano consiguió el mismo efecto con el empleo indiscriminado de las redes sociales, a costa de pervertir la campaña sustituyendo programas por consignas y normalizando el recurso impune a la mentira. Hitler se repartió el continente con Stalin en 1939 como paso previo a invadir Polonia. Trump se ha echado en brazos de Putin y está dispuesto a entregarle Europa, empezando por Ucrania, con tal de que el sátrapa ruso favorezca sus negocios.
Hasta la semana pasada cabía una remota esperanza de que el nuevo líder de Occidente estuviera jugando de farol. Que buscara con sus bravatas presionar a los otros miembros OTAN para obligarles a gastar más en armamento y corresponsabilizarse de su seguridad. Esa esperanza se ha evaporado tras la humillación que intentó infligir a Zelenski instándole violentamente a rendirse ante su agresor, entregarle medio país y ceder la riqueza restante a los Estados Unidos en nombre de una paz bastarda, carente de garantías, que no solo sería infame, sino efímera. Trump va en serio y es peligroso. Se ha pasado al lado oscuro de la historia. Europa, encabezada una vez más por el Reino Unido, se ha quedado sola ante el deber de proteger la libertad y soberanía de las naciones que la integran, y manifiesta su intención de hacerlo. ¡Ojalá! Tenemos medios para lograrlo. Solo necesitamos recuperar la unidad, invertir mucho más en defensa, reordenar las prioridades y expulsar del juego político, con argumentos y votos, a los extremistas que a izquierda y derecha confluyen en su adhesión a los verdugos de Ucrania. En España, los socios de Sánchez y Vox.
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