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DIARIO DE UN OPTIMISTA

De Plutarco a Putin

Hay que tomarse muy en serio lo que dicen los dictadores, al igual que hay que tener en cuenta su personalidad. Todos tienden a parecerse entre sí: comparten un deseo de poder ilimitado y una incapacidad para aceptar la más mínima contradicción

Pedro Sánchez y los judíos

China: buscar en el lugar adecuado

CARBAJO&ROJO
Guy Sorman

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Hay que escuchar a los dictadores. Estos, que tienen un alto concepto de sí mismos, suelen anunciar, incluso antes de llegar al poder, en qué consistirá su proyecto –casi siempre delirante– para su nación, o incluso para la humanidad. Siempre ha sido así. Sin remontarnos ... a la antigüedad, recordemos que Adolf Hitler escribió, incluso antes de ser elegido, en una obra titulada 'Mi lucha', cuál era su proyecto para Alemania, para Europa, para el mundo. En este panfleto no se ahorraba ningún detalle, incluido el exterminio de los judíos. Pero Hitler era entonces un actor secundario en la vida política alemana; pocos periodistas y políticos se molestaron en leer esa obra. Los que la leyeron consideraron que se trataba de un ensayo circunstancial que sería olvidado en cuanto Hitler se convirtiera en canciller. Un grave error, ya que Hitler aplicó su programa punto por punto. En 1945, al constatar su fracaso, dedujo que aquel programa no era una locura, sino que el pueblo alemán no estaba a la altura de sus ambiciones.

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