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diario de un optimista

Pedro Sánchez y los judíos

Resulta deshonesto y erróneo reprochar a Israel que no reconozca un Estado palestino cuando fueron los árabes quienes rechazaron el Estado de Israel

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Guy Sorman

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Hace diez años, las Cortes aprobaron una ley que restituía la nacionalidad española a los descendientes de los judíos expulsados en 1492. El gesto no carecía de elegancia y reescribía una página negra de la historia, una historia que nunca se borró de la memoria ... de los judíos en el exilio, quienes hasta nuestros días han conservado el uso de un español antiguo llamado ladino. Esta diáspora de origen español y portugués se autodenomina, para la eternidad, sefardí, palabra hebrea que designa la Península Ibérica. Si bien el gesto fue grandioso, su ejecución fue mediocre: los solicitantes de esta restitución se enfrentaron a una maraña burocrática que desanimó a la mayoría. Sin embargo, se presentaron 130.000 solicitudes, procedentes en su mayoría de América Latina, ya que el conocimiento del español era un requisito indispensable para recuperar la ciudadanía. Hoy en día apenas se han concedido 30.000 pasaportes a estos antiguos sefardíes y se han cerrado las puertas a nuevas solicitudes. Portugal, que había adoptado este mismo derecho, se mostró más generoso. No obstante, reconozcamos a España lo que le corresponde. Pocas naciones son capaces de reparar el daño causado cinco siglos después de un crimen de Estado. Pero qué contraste también entre la unanimidad de 2015, al reconocer la contribución de los judíos a la civilización española, y la agresividad del Gobierno de Pedro Sánchez contra Israel.

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