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EDITORIAL

Gobernar contra la mujer

Al peligro para la mujer que vuelve a generar el Ejecutivo se une la desfachatez de su reacción política tras el 'fallo' de la pulseras que protegen a la víctimas de la violencia machista

Editorial

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Desde 2003, cuando el Gobierno de Aznar aprobó la ley reguladora de la orden de protección de las víctimas de 'violencia doméstica', la legislación española ha ido sumando recursos e instrumentos para frenar y combatir las agresiones machistas contra las mujeres. Con mayor o ... menor acierto técnico, con mayores o menores dosis de ideología de género y de oportunismo, se iba construyendo un sistema legal de protección sustentado en un pacto de Estado, renovado siempre por los principales partidos políticos. Esta legislación no ha evitado que los asesinatos machistas sigan siendo una lacra, pero al menos ha expresado una voluntad política transversal de combatir la violencia contra la mujer. Esta dinámica se ha roto con el Gobierno de Pedro Sánchez, autotitulado como «el más feminista de la historia», etiqueta desacreditada por múltiples razones. Aparte de la convivencia consentida con dirigentes de su máxima confianza inmersos en el mercado de la prostitución, sobre este Gobierno pesa la mancha indeleble de la ley del 'solo sí es sí', que iba a poner el consentimiento de la mujer como eje de su libertad sexual y aumentar su protección contra los violadores. El resultado sigue siendo otro: la continua rebaja de condenas a agresores sexuales, cuando no directamente su excarcelación, contabilizándose unas y otras por cientos.

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