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Rubiales y el fiasco de Iceta

El Gobierno ya no sólo debe dar cuenta de por qué hizo caso omiso de las denuncias contra Rubiales, sino de su torpeza a la hora de intentar sancionarlo

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La resolución del Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) sobre el caso Rubiales ha expuesto con singular aplomo la frivolidad del actual Gobierno en funciones que ha sido víctima de su propio oportunismo político. Ante la denuncia del Consejo Superior de Deportes (CSD) que consideraba « ... muy graves» las faltas de Rubiales durante la final del Mundial femenino de Fútbol, el órgano ha estimado que se trata de infracciones que habiendo faltado «a la dignidad o decoro deportivos» sólo se pueden calificar de «graves» y que «no existen indicios racionales suficientes de la comisión de una infracción por abuso de autoridad» en el beso que Rubiales le dio a la jugadora Jennifer Hermoso que es lo que habría elevado el nivel de reproche.

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