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Pujol y la nostalgia del Majestic

Sanear la figura de Pujol no pasa de ser un gesto de amabilidad de la dirigencia política, social y empresarial catalana consigo misma para hacer crisis interna y superar el 1-O

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La herencia política de Jordi Pujol parecía haber quedado repudiada por propios y extraños después de que el nacionalismo se embarcara en el conflicto que culminó el 1 de octubre de 2017 con un referéndum ilegal para la declaración unilateral de la independencia. El pujolismo fue desahuciado como estrategia para la relación de Cataluña con el Estado ... y como táctica para la gestión de la compleja realidad catalana. A este cambio de ciclo ayudó, y no poco, aquella acusación directa que formuló Pasqual Maragall a Artur Mas, sucesor de Pujol, en el Parlamento catalán: «Ustedes tienen un problema y se llama 3 por ciento». La corrupción quedó asociada a la era Pujol, lo que facilitó la desvinculación del nacionalismo respecto del 'seny' que adornaba –a veces de forma excesiva– la política convergente. Y esa corrupción presunta es la que llevará al clan Pujol al banquillo de los acusados en la Audiencia Nacional el próximo mes de noviembre.

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