Editorial
Del bien común al interés de un prófugo
Desde su escondite belga, Carles Puigdemont saca pecho y hace gala del papel protagonista que le otorgó Pedro Sánchez al integrarlo en una supuesta 'mayoría social'
Ni Presupuestos Generales del Estado, clave de bóveda de cualquier labor ejecutiva, ni convalidación de decretos. Desde su escondite belga, Carles Puigdemont saca pecho y hace gala del papel protagonista que le otorgó Pedro Sánchez al integrarlo en una supuesta 'mayoría social' que solo se sostiene sobre la figura del chantaje. Nada nuevo en Waterloo; tampoco en La Moncloa, mera ventanilla de admisión de las solicitudes que firma Puigdemont para reivindicarse. «Gestionar esa complejidad» –como dijo Patxi López tras la intervención del líder de Junts– no consiste ya en cuadrar mayorías parlamentarias, sino en renunciar a la política como búsqueda del bien común. No se puede gobernar «con o sin el concurso del legislativo», como el pasado septiembre anunció sin pudor el jefe del Ejecutivo. Sin presupuestos, sin proyectos legislativos, se puede negociar con un fugado el precio de la permanencia en el poder, pero no gobernar.
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