Siempre amanece

Extranjeros de la extranjería

El independentismo es un gigantesco artefacto de extranjerización del español

En favor de Arévalo (7/1/2024)

Llueven sujetadores (31/12/2023)

Concederle a Junts la cesión de las competencias en extranjería, es como cederle a un pirómano una licencia de cerillero. Esto viene resbalando por el lado del desmembramiento de mi Españita que, dado nuestro carácter, no se dará por efecto de los sables, sino ... por el del 'melasudismo' sanchista, que es un autoritarismo como de Vattimo que impera por vía de la flacidez, la desidia, la falta de límites y resulta en una cosa flácida como de echar la tarde en el sofá de escay moral.

Hicieron presidente a Sánchez convenciendo al personal de que habríamos de ceder en la amnistía con tal de que no terminara manejando la inmigración un partido que quería echar a los inmigrantes reincidentes y han terminado concediendo las competencias de inmigración por exigencia de un partido que considera que hay que echar a los inmigrantes reincidentes. En el PSOE dicen que esto no va a suceder como dijeron que otras cosas tampoco sucederían. Apunté en mi cuaderno que, si Sánchez para sobrevivir tuviera que echar a los inmigrantes, ya se había comprado una catapulta porque en él hay tantas posiciones y tan alejadas de sí que por dentro tiene como países y para ir de una cosa que ha dicho Sánchez a la otra te piden el pasaporte.

Durante muchos años, el nacionalismo catalán aceptó amablemente la inmigración del sur de España porque alguien tenía que poner tuercas en la Seat. Los de Esquerra también daban la bienvenida a los magrebíes. Ahora ya no les hacen tanta gracia y les echan la culpa de lo del informe PISA. El independentismo es un gigantesco artefacto de extranjerización del español, concretamente. Para esto no hace falta mucho: basta con hacer como que uno no entiende al otro y en una gasolinera de Lérida un tipo te puede hacer que te sientas como en Novosibirsk pretendiendo que no comprende «un café con leche, por favor». En el fondo, todos los que no fueran catalanes independentistas se hicieron extranjeros, y los más extranjeros de la extranjería fueron los españoles, naturalmente, pues siempre consideraron más compatriota al imán de Ripoll que al abogado constitucionalista de Tarragona, no te digo ya al mecánico de la Carolina, votante del PP.

El nacionalismo excluyente resulta xenófobo por fuerza en cuanto necesita que, para que lo mejor sea lo de aquí, lo peor sea lo de allá. Mucho antes del 'España ens roba', que fue la gran operación de asociación del extranjero a la delincuencia, el nacionalismo catalán dibujaba al resto de los españoles como un rebaño de bestias taradas con forma humana, según Torra o de vagos atrasados y anárquicos según Jordi Pujol. Eran –éramos– gente de mala vida que, como decía Josep Antoni, se aprovechaba del trabajo de los catalanes para cobrar el PER y así echar la mañana en el bar, ya sabes, ese bar al que le suponían calendarios con imágenes de cristos, café con leche en vaso, mollete de pringá y gente que no sabía ni hablar ni escribir.

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Anual
Un año por 15€
110€ 15€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
5 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 5 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios