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ANTIUTOPÍAS

La incoherencia de Sánchez

Puigdemont está mucho más cerca de Rusia que de Ucrania

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El error de Milei

Carlos Granés

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El comportamiento político de Pedro Sánchez ha sido desde el inicio de su segundo mandato irresponsable, incluso irritante por el peso del chantaje evidente que condiciona sus decisiones, pero nunca había sido tan contradictorio. En apenas una semana dijo una cosa y firmó la ... contraria, apoyó la causa europeísta de Zelenski y se sometió, una vez más, a las demandas nacionalistas de Puigdemont. No es coherente pedir, como hizo Sánchez el domingo pasado, «el respeto a las fronteras, a la integridad territorial y no la ley del más fuerte», y el martes siguiente ceder al chantaje del más débil, que amenazaba con someterlo a una cuestión de confianza, y delegar el control de las fronteras de una parte del territorio español en manos de una comunidad con pulsiones separatistas. Sánchez quiere, con toda la razón, que Ucrania no tenga que retrotraer sus límites ante el avance ruso, pero en cambio se muestra ligero y frívolo cuando se trata del control migratorio y territorial de España.

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