La Reacción Tate

A las que nos gusta descubrir tendencias sociales al margen de artículos académicos, que tardan o ni se meten en esos charcos, la señal de que esto ocurría nos vino cuando los chavales empezaron a reírse en los patios de aquella canción de 'El violador eres tú'. Surgieron variaciones menos complicadas que las Goldberg. Los más sofisticados empezaron a agarrarse a las reglas vitales del canadiense Jordan Peterson. Los hombros rectos, la cama bien hecha, ir limpio, bien peinado, el respeto, tener criterio propio. Pero había que leer. Para otros era más sencillo y gamberro seguir los vídeos de Tate, las frases graciosas, como cuando dice, metiéndose con los que no quieren dar mucho de sí, que «siempre habrá alguien que le tenga que dar la vuelta a la hamburguesa».

Para tranquilidad de los padres españoles, es difícil seguir a Tate sin saber inglés. Además, a los que le entienden en España les sentó mal que se metiera con nosotros porque una chica en una gasolinera le exigió ponerse la mascarilla para pagar el depósito de su Ferrari. Por ahora, están a salvo de tener a este cretino de modelo, no así de decantarse políticamente por extremos que les den la razón como sexo discriminado por el feminismo institucional.

La Reacción ha llegado. Mientras estamos preocupados porque no hay casi chicas ingenieras, miles de chicos están buscando modelos que transmiten que sólo importa la pasta fácil, los abdominales, los cochazos y las tías buenas. Ojalá al menos les dijeran que lo de las chanclas con calcetines es un horror. Espero que las de Igualdad no piensen que lo necesario es redoblar los esfuerzos que han hecho posible el surgimiento de chavales más machistas que lo que nunca fueron nuestros padres, hermanos y amigos en los 80, sin cursillos de género.