sin punto y pelota
Conspiración judeomasónica
Nuestro presidente grita «fango, fango, fango» y arremete contra la fachosfera
Sobremesa de tablero inclinado
Begoña Gómez amenaza a Friedman
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónLos más mayores, pelín hartos de que los jóvenes les cuenten lo que pasó hace 70 años, se acuerdan de que cómo Franco sacaba el comodín de la españolidad del peñón cuando se le torcían las cosas. «Gibraltar, español», muy 'brandy soberano'. La Pérfida Albión ... era el señuelo para distraerse, que hubo chavales exaltados que incluso apedrearon El Corte Inglés alguna vez, según cuenta mi padre, por inglés solo en el logo y no por ser de Areces. En el 69, con oposición un poco más visible por la poquita libertad de prensa de pseudomedios, el dictador cerró la verja y el 'Evening Post' tituló: «Franco, podremos soportarlo». Se acabaron entonces las excursiones a por los 'twinsets', los zapatos ingleses de cordones y las galletas de mantequilla, atractivos de Gibraltar antes de que lo fuera por lavadero de billetes, importante señuelo décadas después para que llegaran mafiosos, más ostentosos y horteras que los parientes de Alfonso Hohenlohe.
El comodín de Pedro Sánchez ha sido el franquismo pero, con pocos muertos relevantes por exhumar, ha optado por volverse franquista él mismo y cambiar el señuelo Gibraltar por su política exterior en general. Se empieza a parecer al dictador hasta por las sospechas sobre el trato de favor que recibe su señora, aunque a Begoña no le regalan collares, según decían de Carmen Polo, pero sí patrocinios de cátedra, que son ahora un accesorio mucho más molón para según qué negocios. 'La Collares', 'la Patrocinios', así cambian los tiempos.
Lo de la distracción exterior tampoco lo inventó Franco ni murió con él en la cama, claro. Tenemos una memoria democrática tan frágil que con Felipe González de paseo por El Hormiguero, aplaudido por la derecha entusiasmada por su oposición al sanchismo, se nos olvida el declive del felipismo. 1991 empezó con la dimisión de Alfonso Guerra por los negocios de su hermano en la delegación del Gobierno en la Plaza de España de Sevilla, siguió con las primeras noticias sobre el caso Filesa y acabó con una Cumbre de Paz de Oriente Medio en el Palacio Real, que sólo trajo paz a los vecinos de la Plaza de España de Madrid, libre de 'yonkis' de la noche a la mañana.
Claro que hay diferencias entre Felipe y Pedro Sánchez: por lo menos el primero se sacudió portadas de corrupción con una foto entre Bush y Gorbachov y nuestro presidente consorte lo que logra es que la ultraderechista peligrosa a ratos Georgia Meloni invite a España al G7. Esa cumbre me da un poco de miedo porque me huele a 2009, cuando Zapatero también aterrizó en Italia para otra, cuando estábamos en el tobogán de nuestra torta sideral financiera, negada por Solbes en campaña electoral. Sí, como la amnistía.
Nuestro presidente grita «fango, fango, fango» y arremete contra la fachosfera que es como invocar a una especie de conspiración judeomasónica. Sacó a Franco del Valle de los Caídos en una épica lucha contra un cadáver y su caída se no está antojando cada vez más caudillista. Pedro, podremos soportarlo. Aunque te empeñes en que eres la garantía de la reserva progresista de Occidente.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete