SIN PUNTO Y PELOTA
90.000 órganos en desarrollo
¿Qué pasaría si hubiera incentivos que trataran a esos posibles bebés con la misma atención que hacemos con los órganos de los donantes?
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Iniciar sesiónEs ver un charco y salto. Si me arrepintiera, me pondría de propósito de nuevo año no hacerlo, pero no puedo. El charco del periódico de ayer fueron los 90.000 abortos, recuperada en esto la supuesta normalidad prepandemia, que por zoom y con burbujas ... era más complicada la carrera del espermatozoide hacia el óvulo. Ignoro qué impide a tanta pareja, estable o de rollo Tinder, echar mano al socorrido condón. Al leer la cifra, me vinieron a la cabeza las listas de espera de la sanidad pública para las fecundaciones in vitro, los óvulos congelados y donados, el dineral del tratamiento en lo privado, los 337.000 nacimientos al año en España, lustros a la vanguardia mundial del decrecimiento de natalidad y qué será de aquellos niños de vientre de alquiler que esperaban destino cuando cayeron las primeras bombas en Ucrania. Todo eso fue configurando en mi cabeza el gran charco. Vamos.
Fue un empresario de esta Málaga pujante que habito, Ezequiel Navarro, quien hace unos meses elucubraba en un artículo qué pasaría si hubiera incentivos y campañas que trataran a esos posibles bebés con la misma atención que hacemos con los órganos de los donantes, dado el tenebroso invierno demográfico que tenemos ya encima. Hay vidas que precisan de esos órganos que, de no ser donados, irían a un crematorio. No muchos saben que, para lograr esas donaciones, los equipos médicos que intervienen están convenientemente incentivados, al margen de sus retribuciones habituales. Me parece bien, aunque admito que pueda tener un debate.
¿Nos parecería bien que los equipos de las clínicas donde se abortan pudieran informar a esas embarazadas de una cantidad de dinero si deciden dar a luz y a su hijo en adopción? ¿Si se les pudiera garantizar que no van a ver a los bebés y que ellos nunca van a saber de su madre biológica? ¿Si en el momento en el que tomaran esa decisión, además, les diera una ayuda durante el embarazo? ¿Si desde ese momento quedaran blindadas en sus puestos de trabajo con ayuda de la Administración? Seguro que, igualmente, habría una gran mayoría que querría interrumpir el embarazo, por diversos motivos que no puede cubrir una normativa. Pero, ¿no vale la pena intentar salvar algunos de esos niños del futuro con el mismo entusiasmo con el que conseguimos órganos que alargan vidas?
Alguien podría decir que esa fórmula convierte a las madres que cogieran el dinero en vientres de alquiler. Es una manera de verlo. Otros podemos pensar que son vidas salvadas y niños en familias deseosos de quererles que, además, han pasado unos controles que no tienen los padres biológicos. Son preguntas que surgen asomada a un charco. Hay una más inquietante: ¿cómo son las 700 mujeres que llevan más de cinco abortos cada una? Sin ánimo de juzgar, eso sólo pura curiosidad.
Dejo muchas dudas para un debate que sé que jamás se producirá. Pero conviene no dejar de hacérselas. Mi deseo para un feliz 2023: no huyan de las preguntas. Salten a algunos charcos.
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