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EL BATALLÓN

Sánchez en 'Sálvame'

En pleno frenesí mediático, su aparición en el último programa sería como sincronizar ambos crepúsculos, la metáfora perfecta del condenado pidiendo clemencia

La máscara y la roña (15/6/2023)

Metaverso faltón (8/6/2023)

Álvaro Martínez

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Ahora que anda de gira por las televisiones y las radios y que hasta se ha reinventado a sí mismo como indiscutible 'rey del plasma' al entrevistar en circuito cerrado a sus ministros, quizá esta tarde aparezca Sánchez en el último 'Sálvame' de la historia ... , como uno de los deudos que acudan al réquiem del formato que más se ha aproximado a la telebasura, pues no hablamos de un magazine rosa convencional sino de un género en sí mismo que creó su propia fauna mediática, ajena a los protagonistas tradicionales de la prensa del corazón en un avispado intento de Juan Palomo, yo me lo guiso y yo me como, convirtiendo a sus 'colaboradores' en carne de cañón, perfectamente despellejables en su vida privada que se avenían a su propia ridiculización ante las cámaras. Entre tanta arlequinada y hallazgo de nuevos 'talentos' televisivos, no renunciaba el programa a salpimentar la 'actualidad' con una lluvia fina de adoctrinamiento (progre, naturalmente) de la audiencia, tan profusa a veces que aquello se convertía en un chaparrón sectario a la hora de la merienda. Emerge imbatible en esa barbechera de vergüenza la gran sentencia: «Este programa es de rojos y maricones, y a quien no le guste que cambie de canal. Esta es la identidad del programa, espero que haya quedado claro ya». Clarísimo quedó.

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