el batallón
Pirritx, Porrotx y la sonrisa del Joker
A lo mejor los payasos abertzales podían explicarle a la infancia vasca por qué ETA mató a veintidós niños
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Iniciar sesiónAiora Zulaika y Joxe Mari Agirretxe llevan disfrazados de payasos desde la tarde de la Nochebuena de 1987 (una mala tarde la tiene cualquiera) en que se estrenaron como Pirritx y Porrotx, y siempre se han distinguido por defender a los asesinos etarras. Años ... después se les unió Marimotots, que hace la misma 'gracia' a las víctimas de ETA que los dos componentes fundamentales de ese adefesio cómico, conocido en el entorno abertzale como el 'comando pailazoa' por su entrega payasa y sin matices a los objetivos penitenciarios de la banda. Ahora han sacado un 'spot', dirigido a la infancia vasca, en el que piden la liberación inmediata de todos los terroristas que continúan en prisión, incluso de los asesinos de alguno de los veintidós niños, ¡veintidós!, que ETA ha liquidado en su tenebrosa y sangrienta historia.
Hablamos de José María Piris Carballo, caído en Azcoitia, víctima de una bolsa-bomba. Luego los etarras a los que defienden los 'simpáticos' Pirritx, Porrotx y Maremotots mataron en Pamplona a Alfredo Aguirre Belascoaín, de 13 años, mediante una bomba accionada a distancia que también provocó la muerte del policía Francisco Miguel Sánchez. En 1987, en la matanza de Hipercor, otros cuatro ataúdes blancos, los de los hermanos, Silvia y Jordi Vicente Manzanares, y Sonia y Susana Cabrerizo Mármol. Muertos a pares, como bajo los escombros de la casa-cuartel de Zaragoza, donde los etarras por los que dan la cara los payasos de ETA murieron las gemelas Julia y Esther Barrera, de 4 años, junto a Silvia Ballarín, de 7, Silvia Pino, de 7, y Rocío Capilla, de 13. Otras cinco menores, de entre 7 y 14 años, perecieron en la voladura de las casa-cuartel de Vich, lo mismo que el pequeño, de solo 2 años, Luis Delgado Villalonga, alcanzado mortalmente por el atentado contra la Dirección General de la Guardia Civil en Madrid. Un 15 de abril fue asesinada Coro Villamudria, de 17 años, hija del policía Jesús Villamudria, en San Sebastián, al estallar una bomba etarra con la que resultaron heridos su padre y sus tres hermanos, de 17, 15 y 12 años. Quizá Pirritx, Porrotx y Maremotots podían explicar a los niños y las niñas del Pais Vasco por qué 32 años después de su asesinato siguen sin conocerse los autores de este crimen. Nadie ha pagado por ello.
Siete meses después del entierro de Coro, Fabio Moreno, de 2 años, era asesinado en Erandio en un atentado de ETA que causó heridas a su hermano gemelo, Alexander, y a su padre, Antonio Moreno, guardia civil destinado en la Comandancia de Bilbao, en la explosión de una bomba adosada al vehículo en el que viajaban. Nunca olvidará Antonio cómo tuvo que sacar a su hijo a trozos del coche. Cuatro años más que Fabio tenía Silvia Martínez cuando fue asesinada en Santa Pola, mientras jugaba en una habitación de la casa-cuartel al explotar un coche-bomba.
Por tanto, ¡fuera máscaras! Ya es hora de que Pirritx, Porrotx y Maremotots se quiten el disfraz de payaso, que tan mal les cae. Pero que no se laven la cara, les puede resultar útil para descubrir en ellos la sonrisa aterradora del Joker y su alma de hienas.
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