casa de fieras
El legado luminoso de Sánchez
Nos ha descubierto todos los agujeros que ponen en riesgo nuestra democracia
Un loquero que nos salve
Moderadamente idiota
Un día, los españoles nos despertamos y descubrimos que la democracia era un experimento. No uno nuevo, claro, sino uno de esos que se deja en la nevera y nadie recuerda hasta que empieza a oler raro. Sánchez tuvo el talento de mantener el experimento vivo a base de retórica, ladrillos, cemento, un puñado de pactos imposibles ... y una fe casi científica en que el país lo aguantaría todo. Y aguantó. Sin presupuestos, sin consensos, sin vergüenza ajena.
Aguantó con un fiscal general en el alambre y un Parlamento que parecía una obra de teatro sin guion. Gracias a él, aprendimos cosas fundamentales: que un Gobierno puede vivir eternamente de prórrogas, que un juez puede ser independiente, aunque lo elijan ellos, y que la política exterior puede funcionar perfectamente sin coherencia. Sánchez no gobernó España: la estresó. La llevó al límite, como esos entrenadores que alardean que el sufrimiento forja el carácter. Y tanto que lo hizo. Gracias a Sánchez todos hablamos de la «separación de poderes» como si fuéramos catedráticos. Por eso creo que no estamos siendo justos con él por los servicios prestados. Si los ingleses celebran a Guy Fawkes por intentar volar el Parlamento, los españoles deberíamos celebrar el Día de Sánchez, como el momento en el que nos dimos cuenta de todo lo que debemos reformar para que no vuelva a suceder.
Porque lo cierto es que Sánchez nos enseñó mucho. No reformó la Constitución, pero la puso a prueba hasta que crujió. No fortaleció los contrapesos, pero los hizo visibles, como cuando se rompe algo y por fin ves cómo estaba ensamblado. Y por mucho que lo intentara no cambió las reglas, pero dejó claro que, si no las cambiamos, ellas acabarán cambiándonos a nosotros.
El legado luminoso de Sánchez pasa por deshacer casi todo lo que ha hecho durante siete años. Pasa por implementar normas que devuelvan la decencia a las instituciones. Pasa por no permitir que el indulto sea una herramienta educativa. Pasa por sacar las manos de consejos como RTVE y demás empresas colonizadas. Pasa por penalizar la mentira. Pasa por no gobernar sin presupuestos. Pasa por no enfrentar a los españoles. Pasa por no seguir destruyendo la clase media. Pasa por no hacerse trajes con algunas telas de color azul. Pasa por no intervenir en el CGPJ. Pasa por dejar de pensar que todo era un prostíbulo. Pasa por evitar que más violadores salgan de las cárceles. Pasa por dejar de endeudarse, subir impuestos y los precios. En fin…
Creo que Pedro Sánchez nos deja un legado luminoso, porque nos ha descubierto todos los agujeros que ponen en riesgo nuestra democracia. No seríamos justos negándole el lugar que merece. Porque no destruyó nada: testeó el sistema. Nos enseñó qué partes de nuestra Carta Magna son resistentes, cuáles chirrían y cuáles se derriten al primer decreto. Y cuando todo acabe, diremos que no fue un mal presidente: fue un excelente ensayo general de lo que nunca más debemos permitir.