De la despoblación a un medio rural vivo

Todo esto ha sido muy estimable pero no ha sido suficiente para conseguir retener la población. La despoblación ocurre porque las personas se mueven a lugares con mayores oportunidades y, cuando hay escasez de posibilidades de trabajo, es muy razonable que la gente busque un futuro para ellos y su familia. En definitiva es la falta de vida en el más amplio sentido de la palabra lo que moviliza a las personas.

Ante este hecho a lo largo de la segunda década del presente siglo, movimientos ciudadanos iniciaron, en algunas provincias españolas que acusaban problemas serios de despoblación, programas para sensibilizar y, algunos, han acabado constituyéndose en partidos políticos para así llamar la atención y contribuir a que desde otras instancias político-administrativas se escuchara su voz. También desde el Gobierno de España en el 2017 se nombró un Alto Comisionado ante el Reto Demográfico y posteriormente una secretaria general en el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico. Estos años han servido para tener unos diagnósticos ajustados de la situación, pero no hemos sido capaces ni siquiera evaluar las políticas puestas en marcha, en donde han brillado por su ausencia la fundamental coordinación entre administraciones, y sobre todo, la participación del sector privado. Parece que seguimos empeñados en que en el BOE nacional o autonómico está la clave para solucionar los problemas y los temas son mucho más complejos.

La cita electoral puede ser una ocasión para que el gobierno resultante de las urnas acometa una política de Estado basada en los cuatro elementos estratégicos que he deducido de mi experiencia de trabajo en ámbitos regionales e internacionales durante más de treinta años:

A) Escuchar a todos. Superando la tendencia, cada vez más acusada, de implementar políticas y medios, sin escuchar a los que están allí, cuando toda la experiencia marca la eficacia del camino inverso. Y ello conlleva no sólo su opinión, sino la implicación entre entidades locales, regionales, nacionales y europeas, junto a las empresas que operan en el ámbito rural, cooperativas, asociaciones y sociedades agrarias de transformación entre otras. Lógicamente estas sólo entrarán en la cofinanciación, si ven posibilidades de éxito de las acciones emprendidas.

B) La metodología 'leader'. Como eje prioritario actual de la PAC, esta antigua iniciativa comunitaria introduce consorcios público-privados que llevan más de veinte años tomando decisiones para financiar proyectos de todo tipo. Son los llamados Grupos de Acción Local, existiendo 2.800 en la Unión Europea (254 en España). Los municipios englobados en este eje, en España, son 7.047 de los que 1.734 se encuentran en situación de despoblación grave y 2.235 muy grave. La suma convierte a nuestro objetivo de acción inmediata a 3.969 municipios; un número realista pues los recursos no son inagotables y hay que comenzar donde están los problemas más acuciantes. Recordemos que cuando se dijo que el Plan de 2019 eran 8.131 municipios, es decir todos, faltaba mucho realismo: focalizar las medidas donde están los problemas.

C) Infraestructuras digitales, sanidad y educación. A la hora de centrar la inversión pública, son esos tres los elementos que enmarcan su eficacia. Las infraestructuras básicas y digitales, teniendo que determinar cuántos de esos 3.969 municipios disponen ya de banda ancha y acometer un plan de urgencia para cubrir a los que no, y, respecto a la sanidad y a la educación, planificar y ejecutar con urgencia los proyectos tendentes a superar las situaciones más desfavorecidas: sin una atención adecuada en ambos servicios, la sostenibilidad demográfica es, sencillamente, imposible.

D) Combinación de dinámicas 'top/down' y 'bottom/up'. Para un eficiente desarrollo rural en zonas complicadas donde la gente es libre de establecerse donde quiere o puede, y donde la despoblación viene dada por una falta de condiciones atractivas, ya indicamos que la acción política ha de escuchar a los agentes económicos y sociales de la zona, uniendo a la discusión los requerimientos de tipo productivo o ambientales, buscando los cumplimientos posibles y adecuados. En ese ejercicio cruzado de dinámicas top/down, con otras bottom/up, es crucial la formación de emprendedores orientada a las necesidades que el estrato económico (autónomos, cooperativas, empresas, asociaciones) tienen en esos territorios y para diseñar la financiación de dichos emprendimientos.

Hay organismos de la Administración General del Estado que sólo financian, otros que sólo tienen programas de emprendimiento y no financian. Existen fondos de la UE que van desde el Fondo Europeo Agrario de Desarrollo Rural (Feader), al Fondo Social Europeo (FSE) pasando por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder) con las adecuadas cofinanciaciones. Falta experiencia, visión y ganas de coordinarlos adecuadamente con las CC.AA .y con los gobiernos municipales. En resumen, hay recursos económicos y estructurales que parecen suficientes, pero dispersos en 'chiringuitos' ineficaces. ¿Seremos capaces de incorporar algunos elementos nuevos e incrementar la capacidad de gestión de estos fondos comunitarios, mediante la creación de una gran sala de operaciones desde la cual seamos capaces de abordar este reto?

Se trata tan solo, y no es poco, de una decisión política.