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Rafael Rubio

Y Marlaska, ¿qué dice de todo esto?

El envío a prisión del subdelegado del sanchismo en Valencia obliga a actualizar el concepto de organización criminal

Jesús Lillo

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Solo o en compañía de otros o de otras -la otra de la copla es aquí la directora de la Guardia Civil, a la que de vez cuando se lleva de mitin y parranda-, el titular de Interior se ha convertido en la máxima autoridad ... española en organizaciones criminales, categoría en la que entra el PP y de la que salen los presos etarras, camino del País Vasco, lo que se dice desconfinados. Detenido el pasado jueves junto a la flor y nata del emprendimiento valenciano, gente de linaje pepero y empresarios del sector de la mordida, Rafael Rubio duerme ya en la cárcel, investigado por delitos de prevaricación, cohecho, falsedad documental, blanqueo, tráfico de influencias y asociación ilícita, que es precisamente la especialidad de Marlaska. Cuando Pedro Sánchez lo eligió como subdelegado del Gobierno, Rubio ya apuntaba maneras como imputado por malversación, detalle sin importancia para el presidente de la regeneración y para un ministro que no sabe distinguir entre un ‘bukanero’ y un guardaespaldas, pero que teoriza, quizá para la Agenda 2030, sobre el nuevo modelo de organización del crimen en España.

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