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Papa Francisco

Ciertos problemas de movilidad

El Vaticano descarta la visita del Papa a Santiago de Compostela

Jesús Lillo

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Si la visita a España del Papa depende de que aquí haya paz -eso dijo en 2019- habrá que admitir que seguimos en guerra. No dejan de sonar las sirenas. Amén. El Obispo de Roma, Dios mediante, va a viajar a la República Democrática del ... Congo dentro de un mes y, además de subrayar el exotismo de su pontificado con visitas a Kazajistán, Papúa Nueva Guinea o Indonesia, también tiene intención de desplazarse a Ucrania y el Líbano, que a diferencia de España son lo más parecido a Suiza, por lo pacífico, en el orbe del monoteísmo de fe diversa. El Papa Francisco no viene a celebrar el Año Santo Compostelano, como evitó en su día el quinto centenario de Teresa de Ávila. Donde se ponga el Congreso Mundial de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales, con Moratinos de por medio, monaguillo de inciensos multiculturales, que se quite la primera doctora de Iglesia. Española tenía que ser. Y donde se ponga la potencialidad del islam en Indonesia, que se quite el Apóstol. Patrón español tenía que ser. La segunda evangelización de Europa, trazada como misión prioritaria por Benedicto XVI, queda para más adelante. Cuando haya paz y callen las sirenas. Amén. No hay más que escuchar a Adriana Lastra -cargando ayer contra la impoluta lección de moral y humanismo del obispo de Huelva- para entender a qué se refería el Papa alemán cuando señaló en el mapa del mundo el mayor agujero de valores jamás divisado. Su diámetro crece ante los problemas de movilidad del Pontífice argentino.

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