el contrapunto
Feijóo reconstruye la alternativa
El acuerdo de gobierno suscrito entre el PP y Vox pone fin a la deriva suicida que emprendieron Casado y García Egea en 2020
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Iniciar sesiónEL pacto alcanzado en Castilla y León entre el PP y Vox pone fin a la deriva suicida que emprendieron los populares en octubre de 2020 al abrazar el discurso de la izquierda y sumarse al cordón sanitario decretado para aislar a Abascal. Ya fuera ... por bisoñez, cobardía, cortedad de miras o el deseo de perpetuarse en un confortable ministerio de la oposición, excelentemente bien retribuido y carente de responsabilidades, el tándem integrado por Casado y García Egea hizo desde entonces el juego a los autoproclamados ‘progresistas’, ignorando el hecho de que al secundar la invalidación democrática del partido situado a su derecha se cerraban a sí mismos la puerta a cualquier posibilidad de alcanzar el poder que no pasara por entenderse con Sánchez y así ponerse la soga al cuello.
A tenor de lo publicado y no desmentido, esta misma semana un Casado derrotado, despechado y vengativo mantenía esa postura pueril en una reunión del PP europeo, con el vano empeño de desautorizar a su sucesor y presentarse como la víctima de sus elevados principios y no como lo que es: el cadáver político de un dirigente que apuñaló por la espalda a una compañera y, lejos de matarla, pereció en el vil intento.
Es evidente que ni Sánchez ni sus aliados tienen legitimidad moral para dar lecciones a nadie, lo cual debería bastar para acallar los aspavientos de quienes deploran, escandalizados, la paja en el ojo ajeno, teniendo incrustada una viga en el propio. El líder socialista no solo ha metido en el Ejecutivo a los comunistas de Podemos, rendidos a los pies de Putin, que hasta fecha reciente alentaban la violencia callejera o el acoso a sus oponentes, además de llevar a delincuentes convictos en sus listas, sino que ha escogido como socios parlamentarios al brazo institucional de ETA y a los golpistas de ERC.
Chitón pues en lo que respecta a un acuerdo de gobierno cuyos términos resultan irreprochables a poco que uno se tome la molestia de leerlos. Pero voy más allá. El documento firmado por Mañueco, con el beneplácito de Feijóo, es en sí mismo positivo porque normaliza a una fuerza que nunca ha puesto en cuestión el Estado de Derecho ni el cauce legal establecido en nuestra Constitución para modificarla, lo cual es más de lo que puede decirse de los independentistas cuyo sostén resulta vital para el presidente. Porque obligará a Vox a pasar de las musas al teatro y demostrar su capacidad de gestión, actividad siempre más exigente que la crítica o la demagogia. Porque facilitará las cosas a Moreno Bonilla en Andalucía, quien se encontrará el camino abierto. Es en sí mismo positivo porque reconstruye una alternativa y nos devuelve la esperanza a los españoles hartos de Frankenstein.
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