Cosas de Livingstone, supongo
EL periodista Henry Morton Stanley hizo, en 1871, el viaje más famoso del siglo XIX. Se trasladó desde Zanzíbar hasta el lago Tanganica, en busca de David Livingstone, médico y misionero escocés considerado como uno de los más importantes exploradores de África y pionero en ... la lucha contra la abolición del comercio de esclavos, que se había perdido en la selva. Tras varias semanas de búsqueda encontró en pleno corazón del África negra a un hombre de tez pálida, barbudo y con aspecto de haber pasado grandes penalidades. La flema inglesa con la que se dirigió a él como representante del Imperio, sin que su cara traicionara sus emociones, sin que se le torciera el nudo del black tie, sin faltar a la dignidad de un hombre blanco al que se presentaba en circunstancias insólitas, ha pasado a la Historia.«Doctor Livingstone, supongo.»
Kennet Livigstone, alcalde de Londres va a dar tanto que hablar como el famoso explorador. Consiguió el cargo en 2000,. Se presentó como independiente tras haber sido expulsado del partido laborista Londres no tenía alcalde desde que, en 1986, Margaret Thatcher decidiera eliminar el cargo, que ostentaba el propio Livingstone desde 1981. Derrotó ampliamente al candidato conservador y al apoyado por los laboristas. Con ello proporcionó a Tony Blair el mayor contratiempo de su carrera política: había sido el propio Blair quien sometió a referéndum en 1998 la existencia de la alcaldía. «Ken el Rojo», como le llaman sus enemigos, se opone a la Tercera Vía, a la privatización del Metro, y defiende una subida del 90 por ciento del impuesto sobre la riqueza. Pero por lo que ayer pasó a la historia es por haber implantado el peaje en las calles de Londres. Cuando la idea más odiada del siglo XXI se extienda a otras ciudades de la jungla de asfalto ya no hará falta preguntar quién es su inspirador. Bastará decir: «Livingstone, supongo.»
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