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La Tercera

Balenciaga y la imagen de España

«La obra de Balenciaga puede ser vista como una interpretación propia de la historia de España, pues recreó en sus formidables obras de alta costura, que son monumentos arquitectónicos hechos de tejidos exquisitos, aquello que exhiben las pinturas de El Greco, Velázquez, Zurbarán, Carreño de Miranda, Pantoja de la Cruz, Goya, Madrazo, Ramón Casas o Zuloaga»

Manuel Lucena Giraldo

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Cuando llegaron la moda prèt-â-pòrter y las barricadas del Mayo del 68 parisino, cuyos truenos sin duda escuchó el modisto español Cristóbal Balenciaga desde su exquisita boutique en el número 10 de la Avenida George V, procedió a retirarse. De un día para ... otro, sin hacer ruido. De tal modo que costureras, dependientas y modelos aún relatan entre lágrimas la sensación de abandono en que quedaron. «Era la perfección», afirmó una de sus sastras, Ignacia Inchausti. «Serio, muy trabajador, exigía, sencillamente, que hicieras lo mismo que él». Ignacia permaneció durante 22 años en sus talleres de San Sebastián, Barcelona y la capital francesa, hasta que cerró.

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