En clave de tron
En una cola de la esperanza
El padre Gonzalo me corrigió: «No son colas del hambre. Son colas de solidaridad y de futuro»
Esta semana he vivido una de esas experiencias para toda la vida. He aprendido in situ cómo funciona una de las cientos de colas del hambre que se extienden por toda España y que, sin embargo, no queremos ver.
En la parroquia de San Juan ... de Dios del barrio de la Uva en Vallecas, el párroco, Gonzalo, me dio la primera lección: «No, no me gusta eso de colas del hambre. Es verdad que estas miles de personas necesitan todo, pero forman una cola de la esperanza. No del hambre. Esta gente recibe solidaridad porque otros la dan. Hacen cola porque tienen esperanza en el futuro».
Y en estas que me vibra el móvil... Me detengo en la noticia urgente y leo que una candidata del partido de Íñigo Errejón da un portazo a Podemos. Y se me cayó el alma a los pies. Entonces volví a la fila y una voluntaria me explicó la mezcla entre la inmensa pena de ver a tanta gente recogiendo un ‘pack’ de leche, lavavajillas, pañales y compresas, y la satisfacción de cómo agradecen una lata de albóndigas en salsa.
Segunda lección: podríamos ser cualquiera. Si se pudieran clasificar esas personas, las dividiría por igual entre venezolanos, musulmanes, españoles, colombianos y gitanos, jóvenes, ancianos...
Y en estas que, en ese instante, Rufián escupía no sé qué sobre el Poder Judicial y Pablo Iglesias volvía a insultar a su contrincante como penúltimo ataque de macho alfa.
Resulta impresionante ver cómo el padre Gonzalo dirige absolutamente todo. Desde la descarga y colocación de los palés hasta el orden de los petos naranjas de los vecinos voluntarios. Desde el precio de la carga de cada furgoneta a la situación de esa chica expulsada del colegio.
Y tercera lección: el cura Gonzalo llama «princesa» a la abuela musulmana que apenas puede con el carro y «reina» a la gitanilla que agarra la mano de su madre sin atreverse a mirarme.
PD: Me meto en el coche de vuelta a nuestro mundo. Enciendo la radio y el boletín de las doce abre con el fracaso de la moción de censura en Murcia. Y la cola de la esperanza que no desciende y no paran de salir cajas y cajas de leche.