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después, 'naide'

Manual para matarse en San Isidro

En esa cuarta dimensión del ruedo se cruzaron un toro bravo y un torero de bragueta. Se daban ventaja el uno al otro en el corazón de la gran ciudad, tan cerca y tan lejos de los filtros de Instagram

'Mira, es el Papa'

Chayanne, el torero y el bombero

Isaac Fonseca, tras cortar una oreja EFE
Chapu Apaolaza

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La primera vez que Fonseca se tiró a matar a Brigadier se lanzó de cabeza, como un 'allblack' y, al chocar las masas y dar con el rostro en el morrillo del toro, con el arpón de una banderilla se le abrió una brecha ... en el careto. Pese a lo aparatoso del golpetazo y la desorientación con que intentaba levantarse, titubeante, en el tercio, de la jeta le asomó una sola gota, negra, triste y definitiva, una sangre antigua y simbólica como de Martínez Montañés. Yo cuando veo torear a Isaac Fonseca me imagino ante el televisor a su abuela en Morelia (Michoacán), la mujer a la que compró una lavadora con su primer sueldo de torerillo.

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