En busca de sospechosos ambientales

«Durante la infancia se adquieren la mayor parte de los hábitos y que la escuela es un entorno idóneo para mejorar nuestra salud y la del planeta. Se pueden evitar muchas enfermedades ambientales como alergias , asma , alteraciones del comportamiento o desequilibrios hormonales , con buenos hábitos de vida y entornos saludables», señala Nuria Millán, responsable del programa, quien incide en hecho de que la población infantil es especialmente vulnerable a la influencia del entorno y están más expuestos a los tóxicos. «Los niños presentan una serie de características que les hacen más sensibles a la influencia del entorno. En proporción, respiran más que los adultos y están más cerca del suelo , de modo que se exponen más a inhalar sustancias preocupantes tales como compuestos orgánicos volátiles o las más diversas sustancias presentes en el polvo, además de las que puedan ingerir por llevarse las manos a la boca. Su piel es más permeable y comen y beben más en relación a los adultos, lo que hace que sus cuerpos puedan incorporar más contaminantes. Además, sus sistemas orgánicos de eliminación de tóxicos aún no han madurado», explica esta educadora y especialista en ciencias ambientales.

Y nada mejor que aprender de manera amena y divertida gracias los talleres gratuitos que imparte la Fundación Vivo Sano: juegos de detectives que investigan el entorno y buscan sospechosos ambientales , talleres sobre de dónde vienen las cosas, sobre el enigma de las etiquetas o para prevenir los riesgos derivados del uso de dispositivos inalámbricos en la salud. Actividades que se complementan con otras como la gymkana de salud ambiental, donde los escolares forman equipos y superan pruebas relacionadas con temáticas como la calidad del aire que respiramos, la contaminación acústica , la alimentación saludable , la calidad del agua , el ciclo de vida, los residuos y el reciclaje . Con «Mejora tu huella saludable» se repasan hábitos cotidianos reflexionando sobre sus posibles consecuencias, el taller «Aromas y burbujas» permite adquirir conocimientos prácticos sobre cómo sobre cómo mantener una higiene más respetuosa con el cuerpo y con el medio ambiente, y enseña a elaborar productos de aseo a partir de plantas y otros ingredientes naturales .

Desde su puesta en marcha ha llegado a 45.000 estudiantes y en este nuevo curso tiene el objetivo de ofrecer educación en salud ambiental a otros 15.000. Un programa que también ofrece a los docentes recursos y formación para poder aplicar estos conocimientos. Para Millán, y a pesar de que considera que la educación ambiental es algo transversal, considera necesaria su integración en el currículo y, sobre todo, «contar con la máxima implicación de la comunidad educativa». Además, señala que este tipo de proyectos, como el de salud ambiental, «suplen una importante carencia, ya que deberían ser las administraciones las encargadas de proporcionar toda esa información que no está llegando a la población» e insiste en que «el fin que nos mueve es preservar la salud del medio ambiente, bajo su acepción más amplia incluyendo todo lo que rodea a un ser vivo. Apostamos por preservar la salud de las personas previniendo enfermedades y mejorando el nivel de salud y por preservar la salud del planeta protegiendo el medio ambiente». Y todo ello bajo una gran premisa: la prevención .