El «making off» de la foto más buscada en la lucha por la Asamblea

Los seis candidatos que librarán la batalla electoral más dura de Madrid se dieron cita, por primera vez todos juntos , en la terraza del Círculo de Bellas Artes. Posaron ante la imponente Minerva, diosa de la sabiduría, las artes y la guerra, que hace de vigía desde la calle Alcalá. La misma deidad a la que los romanos pedían fuerza antes de entrar en combate fue testigo de los intercambios, esta vez en tono distendido.

Uno a uno, los «guerreros» del PP, PSM, IU, UPyD, Ciudadanos y Podemos fueron llegando a la espectacular azotea «chill out» repleta de turistas en la hora de la siesta y ajenos al grupo. «¿Tienen ticket?», le preguntó la vigilante a Ángel Gabilondo, el catedrático de Metafísica que ha fichado Ferraz. No es que se refiriera a Carmona; es que no le reconoció. Y eso que el candidato socialista ha hecho del edificio su bastión de campaña. Le esperaba Ramón Marcos en traje claro y sin comer. «Acabamos de hacer cuatro pueblos en dos horas. Hace dos meses que quiero ir a la peluquería y no he tenido tiempo», dijo el de UPyD, al que los sondeos dejan fuera del mapa .

El peinado fue, de hecho, tema en el posado. «Los tíos tenéis más suerte con el viento», señaló Cristina Cifuentes, de azul turquesa y negro. La demoscopia sitúa al PP en cabeza, pese al fuerte desgaste: baja de los 72 a 44-46 diputados . «¡Pero si tú llevas una coleta electoral!», le pinchó Gabilondo, que aspira a liderar una alternativa de Gobierno, con 32-33 escaños. «¡Claro! Para coletas la mía...», se ufanó la del PP, que desde ayer repartirá hasta 50.000 coleteros.

Cifuentes celebró haber «desvirtualizado» a sus oponentes, que sí se conocían de otros debates. Estrechó la mano a José Manuel López, de Podemos, al que la encuesta de ABC sitúa en cuarto lugar (23-24 diputados) . La del PP fue afectuosa hacia Luis García Montero, el poeta de IU y el más retraído (hasta seis escaños). «Lamento discrepar mucho contigo, porque como poeta me encantas», le confesó Cifuentes. Gabilondo alabó el talante de su «amigo» Montero, «a pesar del partido» en el que milita. «Sí, estoy en la extrema izquierda», bromeó el escritor.

Un sol de justicia cegó a los candidatos, quejosos y con achaques: afonía, presbicia y alergia. «¡Qué poca disciplina!», dijo el PP. A Ignacio Aguado, de Ciudadanos, sus rivales le advirtieron de que es mejor salir sin gafas de sol. Consciente de que su fuerza, con hasta 26 escaños, será decisiva para la gobernabilidad , Aguado retó a los varios «runners» del grupo a un «sprint» final. Pero ésa es otra carrera al margen de las urnas.