Un templo de marihuana en Valdemorillo

Y todo ello se realizaba dentro de un chalé alquilado por un ciudadano colombiano nacionalizado español que había convertido el inmueble en un templo dedicado únicamente al cultivo del cannabis en el interior, lo que se denomina Indoor.

Finalmente, en una operación conjunta desarrollada por la Policía Local del municipio y la Guardia Civil, se ha logrado desmantelar ese lugar y se ha detenido a dos personas, ambas de 32 años, a los que se les acusa de sendos delitos contra la salud pública.

La voz de alerta la dieron los vecinos de la zona y lo hicieron al concejal de Seguridad del Ayuntamiento, debido al fuerte olor a marihuana que detectaban tanto los residentes como quienes circulaban por la carretera. Ese aroma, lejos de mitigarse, no amainaba y persistía a lo largo de los días. Fue lo que les delató.

En una primera visita al exterior de la vivienda los agentes observaron que todas las ventanas estaban tapadas con grandes cortinajes oscuros por lo que al interior no le entraba nada de luz. La finalidad era que nadie viera lo que ahí se fraguaba.

Después, observaron varios coches estacionados dentro de la propiedad así como varios tenderetes plegables –los que se utilizan para colgar la ropa– que se emplean en el secado de estas plantas.

Ante las sospechas de que estuvieran ante un cultivo ilegal de marihuana requirieron la presencia de técnicos de Iberdrola. ¿El motivo? Los encargados de realizar este tipo de prácticas suelen realizar enganches ilegales. De este modo consiguen dos cosas. En primer lugar, no gastar ni un eur o por los elevados consumos que realizan, dado que utilizan la luz prácticamente las 24 horas del día al ser esencial para que las plantas crezcan. Y, en segundo lugar, no llamar la atención de los investigadores por el elevado gasto en electricidad.

Todas las piezas encajaban. Cuando fueron los operarios de la compañía detectaron que habían hecho una especie de «baypass». Era tan complejo que no pudieron cortar el suministro. Volvieron a acudir el pasado 17 de febrero. Fue entonces cuando cortaron el suministro del chalé. Tenían tres fases en cada una de las cuales consumían 40 amperios, por lo que la compañía cifró el monto de lo defraudado en 15.000 euros en un año.

Justo al día siguiente los funcionarios observaron una furgoneta subir y bajar del chalé constantemente. Estaban desmantelando la plantación al haber sido cazados. Les dieron el alto, y tras inspeccionar el vehículo, decomisaron 4,6 kilogramos de marihuana. La Guardia Civil procedió al registro del domicilio en el que se topó con que sus 350 metros cuadrados estaban dedicados íntegramente al cultivo de esa droga.

Tenían unas 2.000 macetas que ya habían sido recolectadas con el fin de que no les sorprendieran. Todo el proceso estaba diseñado en plan industrial con salas de germinación, plantas por tamaño, habitaciones precintadas, etc. Además, contaban con sofisticados medios para que la plantación llegara a buen término: medidores de temperatura, distintas lámparas de iluminación (incautaron 40), ventiladores (decomisaron 30), filtros de carbono, etc...

Todo ello les llevó a pensar que podrían distribuir la sustancia a los locales de consumo legal.