La prueba fehaciente de la integración del Palau de les Arts bajo el paraguas de CulturArts es el estreno de la ópera «Maror», compuesta por el valenciano Manuel Palau entre 1953 y 1956, y nunca antes escenificada. El del 24 de abril será un acontecimiento reivindicativo; la cultura valenciana en estado puro, en el mismo lugar y ante la misma audiencia que hace apenas unas semanas degustaba a Verdi desde el patio de butacas. De hecho fue la propia consellera de Cultura, Maria José Catalá (y no la intendente Helga Schmidt, como suele ser habitual) la encargada de presentar ayer a los medios esta producción propia de 200.000 euros de presupuesto, con la que se cierra la temporada 2013-2014 del coliseo.

Considerada una obra fundamental dentro del repertorio del compositor de Alfara del Patriarca, “Maror” es un drama lírico e íntimo ambientado en un pueblo de la costa alicantina durante los años cuarenta. El libreto de Xavier Casp, escrito en valenciano, consta de tres actos.

Manuel Gandulf, que fue discípulo de Palau, será el encargado de dirigir a la Orquesta del Palau de les Arts en este montaje, que cuenta asimismo con un reparto compuesto por las sopranos Minerva Moliner, Sandra Ferrández, el tenor Javier Palacios y el barítono Josep Miquel Ramon. Como explicó ayer el director madrileño, la música de Palau está claramente influida por el impresionismo francés, que aprendió del propio Ravel durante sus años de formación en París.

El resto del elenco actoral lo compone el Cor de la Generalitat Valenciana, la Escolania de la Mare de Déu dels Desamparats y el Ballet de la Generalitat, con coreografía de Julia Grecos.

En cuanto a la dirección de escena y la escenografía, Antonio Díaz Zamora y Manuel Zuriaga han optado por crear un montaje conceptual, cuya columna vertebral es una gran barcaza, descartando así la idea original de inspirarse en la estética neorrealista italiana.

Además del 24 de abril, “Maror” se representará los días 27 y 30 del mismo mes. La consellera avanzó ayer la intención de grabar un DVD y trabajar para que esta producción pueda representarse en otras instituciones. “El Liceu ya ha demostrado interés en ella”, aseguró Catalá.

Legado

El estreno mundial de la ópera de Palau se produce pocos meses después de que los herederos del músico cedieran a la Generalitat su legado documental y sonoro a cambio del compromiso de difundir su obra. Estos fondos constan de 196 grabaciones (166 discos, 18 hilos magnéticos y 12 cintas magnetofónicas); 3.069 documentos de su biblioteca personal (seis de ellos obras impresas antes de 1801); 109 publicaciones periódicas, así como placas conmemorativas, fotografías, caricaturas, batutas, una flauta travesera de madera, planchas para impresión de música y un tocadiscos, entre otros objetos.

Galardonado con el Premio Nacional de Música en 1927 y 1945, la obra de Manuel Palau se caracteriza por su modernidad formal, acogida con hostilidad en un primer momento, pero fuertemente enraizada en la música popular valenciana. Palau influyó notablemente al denominado Grupo de los Jóvenes, compuesto por otros autores valencianos como Vicente Garcés, Ricardo Olmos, Luis Sánchez, Vicente Asencio y Emilio Valdés.

Fue alumno, entre otros, de Eduardo López-Chavarri, y profesor de Historia de la música, Conjunto vocal e instrumental, Folclore y Composición en el Conservatorio de Valencia, centro que dirigió entre 1951 y su jubilación. Entre sus discípulos se encuentran Manuel Galduf, María Teresa Oller, Bernardo Adam, Luis Blanes, Vicente Galbis García, Salvador Seguí, Eduardo Cifre y Eduardo Montesinos.

Palau fundó la orquesta Pro Arte y dirigió la Orquesta Sinfónica de Valencia, además de las bandas de Vinalesa y Moncada y la Primitiva de Liria. También creó y dirigió el Instituto de Musicología y Folclore de la Institución Alfonso el Magnánimo, donde realizó una importante labor de recopilación de melodías valencianas.

Poco antes de su jubilación, ocupó la cátedra de Dirección de Orquesta en el Conservatorio de Valencia, la primera de estas características en España.