Trump pelea por su liderazgo mientras se multiplican las críticas por la derrota

Su base se ha ido resquebrajando pero el anuncio para las primarias se mantiene

Los demócratas ganan en Nevada y se aseguran el control del Senado otros dos años

La batalla de 2024 arranca con demócratas y republicanos sin liderazgo claro

El expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump AFP

David Alandete

Washington

El regreso a Mar-a-Lago ha sido ciertamente amargo. Tras cerrar una campaña durante la cual soñaba claramente con ser catapultado de nuevo a la primera línea política, de nuevo y contra todo pronóstico al frente del partido que más años ha gobernado los ... Estados Unidos de América, Donald Trump vuelve a viejos e insalubres hábitos. El sábado, en lugar de centrarse en la boda de su segunda hija, Tiffany, que tenía lugar en su lujosa mansión de Florida, el expresidente se volcó airado en las redes sociales para insultar a sus rivales dentro del partido y rescatar viejas denuncias de fraude sin pruebas y sin mesura.

Su estado de ánimo no es bueno, según filtraron tras la boda varios de los asistentes. Y a diferencia de cuando estaba en la Casa Blanca, ahora parece aislado hasta de su propia familia, que fue en otros tiempos su guardia pretoriana. Su hija Ivanka y el marido de esta, Jared, que fueron sus asesores especiales en la presidencia, son una sombra tras la derrota de 2020, las invenciones de fraude y, sobre todo, el saqueo del Capitolio. Y hasta se ha filtrado -a un medio de la seriedad del 'New York Times', de hecho- que Trump culpa a su mujer, Melania, de haberle aconsejado un candidato al senado en Pensilvania que no ha sabido ganar, el médico televisivo Mehmet Oz, que en realidad vive en Nueva Jersey.

Tras los amargos resultados de las elecciones parciales del martes -que han resultado este fin de semana con victoria de los demócratas en Nevada y, por tanto, con el control para ellos del Senado-, Mar-a-Lago ya no es el palacio al que los republicanos ganadores van a besar el anillo del rey (así lo llegó a definir el propio Trump en una de aquellas largas y abundantes entrevistas para libros biográficos tras su salida de la Casa Blanca). Hay quienes en su propio partido se atreven hasta a llamarle «tóxico», «un lastre», y lo peor de todo para él, «perdedor». Él responde con su hábito de sacarle motes a sus posibles rivales. Al gobernador de Florida, Ron DeSantis, le llama DeSantimonia. Del de Virginia, Glenn Youngkin, dice que «su nombre suena a chino», y por lo tanto nunca podrá ser presidente, se entiende.

Lo más duro de tragar para Trump es la guerra ya apenas disimulada con Rupert Murdoch, el magnate de la comunicación, al frente de un imperio que quita y pone líderes republicanos. Su tabloide 'The New York Post', que hasta hace una semana sólo loaba a Trump, a pasado a una campaña de derribo. En su portada del viernes le mostraba con un ridículo disfraz del personaje de una canción infantil Zanco Panco, que es un frágil huevo que se rompe al caerse de una pared.

Relevo urgente

El más serio 'The Wall Street Journal' ya ha pedido un relevo urgente porque, tal y como recuerda, Trump ha perdido elecciones en 2018, 2020 y 2022. Y en la cadena Fox News ya no es impensable escuchar una que otra opinión animando al gobernador de Florida, por ejemplo, a que anuncie más pronto que tarde que se presenta a las primarias de 2024, para no dejarle el campo libre a Trump.

Este, sin embargo, aún planea hacer lo que antes de las elecciones vendió como «un anuncio muy especial» en el mismo Mar-a-Lago. Todos en su partido asumen que va a anunciar que se presenta a las primarias por tercera vez. De hecho, sus asesores le quitaron de la cabeza la idea de hacer el anuncio el lunes antes de las elecciones algo, que dados los resultados, hubiera sido todavía más desastroso para él.

Hoy, hasta sus más fieles le están invitando a replantearse el anuncio. La que fue su última portavoz en la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, le ha dicho públicamente que lo mejor para él y para el partido sería tomarse un poco más de tiempo.

Él, sin embargo, se mantiene firme porque como dijo a la cadena News Nation antes de las votaciones, los éxitos de las elecciones se le deben atribuir a él, por pocos que sean, pero ninguna de las derrotas.

La voluntad de Trump de mantener el control del partido, y de volver a toda costa al Despacho Oval, debe entenderse también a la luz de sus problemas legales: por un lado siguen las investigaciones fiscales a su empresa en Nueva York, y por otro los integrantes de la comisión que investiga el saqueo del Capitolio todavía quieren que rinda cuentas y planean interrogarle. Los abogados de Trump presentaron el viernes una demanda para prevenir que su cliente testifique, alegando que los presidentes no deberían ser obligados a testificar ante comisiones parlamentarias, por el respeto a la separación de poderes.

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