Trump deberá decidir si Estados Unidos sigue abandonando a África en manos de China

La nueva Administración americana tiene ante sí el reto de aumentar su influencia en países estratégicos como la República Democrática del Congo (RDC) y Ruanda. Plotin Yambenga, periodista congoleño, espera que Donald Trump «se implique en la resolución de la crisis de seguridad que vive la RDC en el este, donde actúan las guerrillas con total impunidad».

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Según Yambenga, «el principal responsable de esta situación es Ruanda y su presidente Paul Kagame, uno de los aliados de Estados Unidos. Creo que habrá futuro en nuestro país si Trump decide imponer la paz en esta parte del país donde millones de mujeres son violadas cada año».

En este sentido, Julián Gómez-Cambroner, autor del libro '¿A quién le importa el Congo?', explica que «Estados Unidos ha mantenido un doble juego con la RDC, condenando el apoyo de Ruanda al grupo guerrillero M-23 y pidiendo la salida de los rebeldes por un lado y con un pleno apoyo real al régimen ruandés de Kagame, por otro. En cualquier caso, no parece que esto vaya a cambiar, porque Kagame tiene un apoyo incondicional de Occidente y es un perfecto matón suyo en la región de los Grandes Lagos».

La presencia china es considerada más beneficiosa para los congoleños que la estadounidense. «Los chinos están dejando su impronta, sobre todo en el campo de las infraestructuras», comenta Yambenga. En el marco del contrato chino-congoleño, se han construido varias carreteras, y otras están en proceso de construcción. Se han instalado presas y se han construido puentes en varias provincias.

«Los chinos participan activamente en el proceso de desarrollo de la RDC, a diferencia de los estadounidenses, que explotan las minas sin pensar en mejorar las condiciones de vida de las comunidades locales. Los chinos tienen una política exterior muy importante para los africanos. Los estadounidenses, en cambio, sólo piensan en sus propios intereses», agrega.

Coincide con este planteamiento Jesús Romero, analista internacional y periodista especializado en África, para quien «la guía de acción de Trump y su Gobierno en el continente africano será el logro de los beneficios estadounidenses por encima del interés local. Esto es, tendrá preferencia por la región de los Grandes Lagos (Ruanda, Burundi y RDC) donde se encuentran las reservas de coltán, litio y otros minerales críticos para la industria y la tecnología». Romero señala que «militarmente ya decretó la retirada de Somalia y podría repetirlo. También podría limitar la presencia en otras zonas o frenar nuevos despliegues. En general habrá poca intervención en la política nacional».

Para este analista, «el esfuerzo de Trump se centrará en mantener aliados y poco más; no hay una postura propositiva por tejer nuevas alianzas. Con evitar la expansión de Rusia y competir con China sería suficiente». Otro de los posibles frentes de actuación del nuevo gobierno americano sería Guinea Conakry y el resto de países subsaharianos.

Aissatou Diallo, originaria de Guinea Conakry y presidenta de la asociación humanitaria contra la ablación de la mujer africana (Ahcama), explica que «en los últimos años, el compromiso de Estados Unidos con África Subsahariana ha sido fluctuante, alternando iniciativas importantes y periodos de cierta desconexión. Desde la implementación de programas como el Plan de Emergencia para el Alivio del Sida (Pepfar) y la Ley de Crecimiento y Oportunidades para África (AGOA), hasta colaboraciones en temas de seguridad y desarrollo económico, Estados Unidos ha demostrado un interés histórico por nuestro continente». «Sin embargo -agrega- no podemos ignorar que, en los últimos tiempos, África ha visto un acercamiento mayor de actores como China, que han penetrado profundamente en nuestras economías a través de inversiones masivas en infraestructura, préstamos y acuerdos comerciales».

«En Guinea Conakry, por ejemplo, China ha jugado un papel crucial en el desarrollo de proyectos mineros y energéticos, mientras que Estados Unidos ha sido un socio clave en áreas como la salud pública y la democracia. Ahora, con la elección del nuevo presidente en EE.UU., se abre un nuevo capítulo en nuestra relación y las expectativas son altas», subraya.

Los analistas africanos consultados coinciden en que desean ver un liderazgo estadounidense que facilite el acceso a mercados para los productos africanos, promueva inversiones sostenibles y ofrezca apoyo técnico para que las economías locales puedan diversificarse.

«La inversión en sectores como la agricultura, la energía renovable, las tecnologías de la información y la infraestructura sería un paso adelante hacia el desarrollo autosostenible que tanto anhelamos. No se trata solo de préstamos o ayuda, sino de crear una verdadera asociación basada en la transferencia de conocimientos y en oportunidades mutuas», apunta Diallo.

Estados Unidos siempre ha sido visto como un defensor de los derechos humanos y la democracia. «En África, seguimos enfrentando desafíos relacionados con la estabilidad política, el respeto por los derechos humanos y la consolidación de sistemas democráticos. Guinea Conakry, al igual que muchos países de la región, se encuentra en un proceso de construcción democrática y esperamos que el nuevo presidente de EE.UU. continúe apoyando este tipo de esfuerzos», agrega.

Diallo comenta que «una política exterior estadounidense que fomente la estabilidad, el respeto por los derechos fundamentales y que trabaje de la mano con instituciones africanas como la Unión Africana sería crucial para avanzar en estos temas. No queremos injerencias, pero sí el acompañamiento y el intercambio de experiencias para consolidar nuestros sistemas políticos, garantizar la justicia y prevenir conflictos».

Aunque la relación con China ha traído desarrollo visible en muchos sectores en África, también ha generado preocupaciones sobre la carga de la deuda, la calidad de los proyectos y la falta de transferencia de tecnología y conocimiento local.

«Aquí es donde el papel de Estados Unidos, bajo una nueva Administración, podría ser decisivo. Un enfoque estadounidense que ofrezca alternativas sostenibles y una mayor inversión en capital humano, transferencia de tecnología y formación profesional podría ser una competencia saludable frente al modelo chino», concluye Diallo.

Lwanga Kakule, periodista de RDC, afirma que «nos guste o no, Estados Unidos influye en el continente africano. Así que una buena o mala elección de un presidente estadounidense repercute en la vida de los africanos. El continente africano espera un presidente que respete la soberanía de los países africanos y que les ayude a mantener su independencia política y económica. África espera un presidente que le ayude a desarrollar su gran riqueza por el bien de su pueblo».

Donald Trump tiene la oportunidad de redefinir las relaciones entre América y África. El papel de China en el continente es innegable, pero el espacio para una mayor colaboración con Estados Unidos está abierto, si se hace con un enfoque de respeto mutuo, visión a largo plazo y verdadero interés en el crecimiento de los países africanos.