El vínculo con China, el talón de Aquiles del Gobierno de Milei
Ideológicamente, el presidente argentino lo rechaza, pero económicamente lo necesita
Argentina, paralizada por una huelga de transportes contra el ajuste de Milei

Ideológicamente lo rechaza, pero económicamente lo necesita. El vínculo de la Casa Rosada con el gigante asiático ha ido variando en lo que va del año en Argentina más que el precio del dólar. Antes de iniciar su gestión –que cumple 11 meses este mes ... de noviembre-, el presidente Javier Milei había prometido públicamente jamás hacer negocios con China, alegando cuestiones de principios. «No voy a hacer negocios con China, no voy a hacer negocios con ningún comunista. Yo soy un defensor de la libertad, de la paz y de la democracia. Los chinos no entran ahí», sostenía enfáticamente en el marco de una entrevista. Pero, meses después, la realidad se impuso al relato: el país del tango depende de su aliado oriental en varios dominios.
Para sorpresa de muchos argentinos, semanas atrás el presidente exhibió un llamativo cambio de opinión con respecto a su antiguo enemigo ideológico, a quien calificó de un «socio comercial muy interesante». En el marco de una entrevista a la legendaria presentadora televisiva Susana Giménez, el jefe de Estado no solo sostuvo que China lo sorprendió «muy gratamente», sino que además se encargó de defender al país asiático de posibles acusaciones externas. «Ellos no exigen nada, solo piden que no los molesten», justificó.
La razón de su drástico giro discursivo tiene que ver con que Argentina se encuentra en una posición dependiente del país asiático –su segundo socio comercial-, especialmente en un contexto de fuerte crisis y escasez de inversiones extranjeras. Los países que elogia el presidente en sus discursos no siempre responden con confianza financiera.
En el mes de junio el país sudamericano vio la necesidad de renovar el swap de monedas con China–yuanes por pesos- que exigía en ese momento un pago de 5.000 millones de dólares. Tras una negociación de ambas cancillerías, finalmente se consiguió la renovación, lo cual trajo alivio a Argentina en un escenario de limitadas reservas. «Los lazos financieros y económicos entre ambos países se ven reforzados», celebraba el Banco Central de la República Argentina (BCRA) en un comunicado.
Los vínculos comerciales entre los dos países son importantes: el mercado chino representa el 80% de las exportaciones de carne vacuna argentina, el gigante asiático tiene inversiones en minería y además ha instalado una base espacial en el país del sur. Incluso la moneda nacional, el peso argentino, se imprime principalmente en China, una prueba más del sólido nexo entre ambos.

Acercamiento
Pero, más allá de la necesidad comercial, ha habido en las últimas semanas un claro acercamiento entre ambas naciones en términos diplomáticos, a tal punto que en el mes de octubre, con motivo de su cumpleaños, el jefe de Estado Argentino recibió una felicitación especial por parte de su par chino Xi Jinping.
El lazo entre los dos países empieza a ser tan cercano que el presidente argentino planea una visita a Beijing para el próximo mes de enero, poco tiempo después cumplir de su primer aniversario en la Casa Rosada, para asistir a la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Cabe destacar que la relación con el gigante asiático no ha sido fácil de recomponer este año. Luego de las palabras de Milei en plena campaña electoral en las que prometía no comercializar «con ningún comunista», otro gravísimo error diplomático por parte de la saliente ministra de Relaciones Exteriores, Diana Modino, había generado enojo en China. Meses atrás, en el marco de una entrevista, la entonces funcionaria había justificado una confusión expresando que «los chinos son todos iguales».
Reclamo de empresarios
Si bien el acercamiento entre China y Argentina trae grandes beneficios económicos a ambos, los empresarios del país del tango empiezan a ver esta proximidad con cierto recelo. Así se lo han hecho saber al propio Milei esta semana, cuando le pidieron explícitamente que tenga cuidado con esta relación.
Ha sido el caso, por ejemplo, de Paolo Rocca, CEO del Grupo Techint y uno de los empresarios más importantes de Argentina, quien días atrás criticó la cercanía con China por dos cuestiones. En primer lugar, se refirió a las importaciones provenientes del país asiático y sostuvo al respecto que, si bien «ayudan a controlar la inflación, tienen un poder destructivo sobre la actividad industrial». Pero, además, le recordó al presidente Milei: »No es una democracia, sino un régimen autoritario«.
Por otro lado, la posible visita de la hermana del jefe de Estado, la secretaria de Presidencia Karina Milei, a Shanghái en las próximas semanas ha encendido las alarmas en Estados Unidos, que no ve con buenos ojos la proximidad de Argentina con China.
También a Brasil preocupa el cambio en la política exterior de Milei. Cabe recordar que hasta ahora el país carioca es el primer socio comercial de Argentina y China se ubica en un segundo lugar. Por ahora.
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