Sarkozy vuelve a nombrar primer ministro a François Fillon, que dimitió ayer

Sarkozy barre todas las tradiciones, previsiones y pronósticos, imponiendo su propio ritmo político, a paso de carga.

El presidente anunció hace cinco meses el cambio de gobierno que debe consumarse este fin de semana. Analistas y oposición afirmaron al unísono que se trataba de un grave error. Ciento cincuenta días después, Sarkozy ha dejado pasar la temida prueba de fuerza con los sindicatos, finalmente ganada, implacable. Y, tras ese triunfo, puede prescindir de todos los ministros “quemados” por la crisis, para comenzar nuevas batallas con un nuevo equipo.

Se esperaba un “giro social” con el posible nombramiento de Jean-Louis Borloo, ex ministro de la Ecología, como jefe de gobierno. Previsión fallida. Sarkozy vuelve a nombrar primer ministro al mismo François Fillon que ha ejercido con éxito el cargo, desde que Sarkozy es presidente. Borloo será el gran perdedor de la crisis. Siente la tentación de convertirse en candidato a la presidencia de la República, rival potencial de Sarkozy, la primavera del 2012.

Se anunció que dos semanas de huelgas y manifestaciones “obligarían” a Sarkozy a “cambiar de política”. Ocurre lo contrario: los sindicatos han perdido la batalla, se han dividido, y la oposición socialista sigue tan dividida como siempre, sin líder y sin programa. Mientras que el mismo François Fillon confirma el rumbo de la política presidencial: “Debemos seguir reformando”.

Se había pronosticado, desde hace meses, que Sarkozy intentaría formar un gobierno con “caras nuevas”. Nada más seguro. Todo parece sugerir que el presidente formará este fin de semana un nuevo gobierno con personalidades fuertes, como Alain Juppé, ex primer ministro de Chirac, o Christine Lagarde, ministra de Economía saliente, dando a las mujeres un protagonismo cierto en ministerios de gran influencia nacional e internacional.

Queda en el aire la pregunta esencial... ¿habrá nueva política en Francia? ¿habrá giro a la “izquierda” o la “derecha”? Nada más evidente. Sarkozy anunció hace días que seguirá reformando, hasta el final de su mandato (primavera del 2012). François Fillon confirmó la semana pasada que Francia continúa necesitado reformas aplazadas desde hace varias décadas. El electorado de centro derecha está profundamente convencido de esa necesidad esencial.