París y Berlín chocan por el diseño del escudo antimisiles para la Unión Europea

Los ministros de Defensa y de Exteriores estudian el envío de municiones a Ucrania

Por qué España no participará en el escudo antimisiles propuesto por Alemania

Catorce países, entre los que aún no está España, apoyan el sistema antimisiles europeo

El ministro ucraniano de Defensa, durante su visita a Estocolmo efe

Enrique Serbeto

Corresponsal en Bruselas

Los ministros europeos de Defensa y de Asuntos Exteriores están reunidos en Estocolmo para analizar la política de ayuda militar a Ucrania, especialmente las fórmulas de comprar masivamente munición de artillería para el Ejército ucraniano. La reunión, que termina hoy por la noche, será ... también la ocasión para poner sobre la mesa las divergencias esenciales que han surgido en los últimos meses entre Francia y Alemania a la hora de diseñar un escudo antimisiles para proteger el territorio europeo de posibles ataques rusos.

La reunión tiene carácter informal, por lo que no se ha previsto que se adopte ningún acuerdo formal, lo que no impide que los ministros preparen el terreno para cerrar cuanto antes la discusión sobre la entrega masiva de munición de artillería de 155 milímetros para los cañones que los países occidentales le han entregado a Ucrania, y que es un calibre distinto al que pueden fabricar en Ucrania, que cuenta con tecnología de origen soviético. El Ejército ucraniano está disparando hasta 7.000 obuses al día, lo que representa una cadencia de tiro desconocida desde la Segunda Guerra Mundial, y los almacenes estratégicos de los países de la OTAN se están vaciando a una velocidad desconocida para la propia industria occidental. Se calcula que Rusia puede llegar a disparar hasta 20.000 proyectiles al día.

Hanno Pevkur, el ministro de Defensa de Estonia, dijo al llegar que estaba seguro de que alcanzarán un «consenso político» para encargar conjuntas. El problema en el que no todos los ministros están de acuerdo es en el origen del dinero para esas compras. Hay países que piden que se descuente de los fondos ya atribuidos a la ayuda militar a Ucrania mientras que otros insisten en que hace falta dinero fresco para ello.

Los ministros también van a revisar el funcionamiento del programa para entrenar a militares ucranianos en Europa, una operación que también tendrá como consecuencia que la base tecnológica del Ejército ucraniano se vaya paulatinamente convirtiendo a los estándares de la OTAN.

Pero otro aspecto de la discusión va a ser el pulso que se ha creado entre Francia y Alemania a costa del proyecto para construir un escudo antimisiles (ESSI) para proteger el territorio europeo. Alemania y otros 17 países, sobre todo los que se encuentran en la zona oriental, más cerca de Rusia, han decidido ponerse en marcha para comprar juntos sistemas de defensa antiaérea. El sistema más probable en este proyecto puede ser el muy eficaz Arrow 3, diseñado y fabricado por Israel, que tiene capacidad para defender una cúpula de 2.400 kilómetros de diámetro.

Opción perniciosa

Sin embargo, para Francia se trata de una opción perniciosa porque a su juicio debilita la «soberanía tecnológica europea» en materia de Defensa y porque sus generales creen que Europa está demasiado cerca de Rusia como para considerar probable que desde el Kremlin se lancen misiles nucleares contra su territorio. No es casualidad que el Ministerio de Defensa francés anunciase el mes pasado el inicio de la producción de la nueva generación de su sistema antiaéreo Mamba de fabricación propia.

Por ahora, España, Polonia, Portugal e Italia no se han interesado por ninguna de las dos opciones. Italia usa el francés Mamba, Polonia tiene una base norteamericana que le asegura su defensa antiaérea y España está integrada en el sistema antimisiles desarrollado por Estados Unidos para la OTAN, utilizando los famosos Patriot y el sistema de combate Aegis del que disponen las fragatas de la Armada.

Ucrania dispara hasta 7.000 obuses al día, lo que está a punto de agotar sus reservas y las de los países europeos que le ayudan

Los expertos consideran que lo más probable será que al final el escudo antimisiles europeo tendrá que ser una combinación de varias alternativas, entre otras cosas porque el nivel de amenaza también va a tener distintos niveles de riesgo. No puede ser igual derribar un misil nuclear intercontinental que un dron o un helicóptero que vuela a baja altura. Pero eso también necesitará un grado muy alto de sincronización entre los distintos sensores y sistemas de armas diferentes, lo que probablemente retrasará su despliegue mucho más allá de la urgencia que parece tener Alemania en estos momentos.

El sistema Iris

En realidad, Europa había abandonado en los últimos años su interés por los sistemas antiaéreos de gran alcance y, a cambio, había centrado su interés en reforzar su aviación de combate. Solo Alemania había desarrollado hasta ahora su propio sistema Iris, que funciona en un radio relativamente cercano de apenas 30 kilómetros, pero que se ha demostrado especialmente práctico en el frente ucraniano.

Si Alemania compra los misiles israelíes, eso le permitirá acceder a una tecnología que no tenía y ponerse a la altura de Francia en determinados aspectos de la industria espacial. Se entiende que París esté más interesado que nadie en apostar por la «solución Europea» a la hora de desarrollar el sistema antimisiles.

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