Una nueva vida para un símbolo del Londres industrial
Diez años de obras culminan hoy con la apertura de la Battersea Power Station, un complejo al sur del Támesis en torno a la icónica vieja central eléctrica de Londres. Es el último ejemplo de 'renovación respetuosa'
Corresponsal en Londres
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Iniciar sesiónEl ascensor circular y transparente sube despacio hasta la cumbre, a 109 metros sobre el suelo. Al llegar arriba, el grupo de periodistas que viajan en su interior exclaman, al unísono, un sonoro «wow». La mirada se pierde por unos segundos en la ciudad ... de Londres, que se extiende infinita hacia los cuatro puntos cardinales. El asombro dura poco, porque el aparato empieza a descender. «Hay un problema con el viento, bajamos por seguridad«, explica el operario a cargo, solo unos días antes de la apertura oficial de uno de los proyectos más grandes de los últimos años en la capital británica, que abre sus puertas este viernes.
Un segundo intento vuelve a provocar la sorpresa general. Arriba, tras un viaje que comienza en una magnífica sala de turbinas art déco, donde a través de una exposición el público será testigo del rico patrimonio del edificio, su importancia arquitectónica y su presencia perdurable en la cultura popular, es imposible no maravillarse no sólo con las vistas desde el ascensor panorámico, sino con saber que está subiendo por una de las chimeneas de la Battersea Power Station, la gigantesca central de carbón que llegó a suministrar durante cinco décadas una quinta parte de la electricidad de Londres, incluyendo la del Palacio de Buckingham y las Casas del Parlamento, antes de su cierre en 1983 y que aparece en la portada del disco 'Animals', de Pink Floyd, publicado en enero de 1977. La banda británica era consciente de que el inmenso edificio es todo un icono de Londres, que sobresale imponente en la orilla sur del Támesis con su cuerpo de ladrillo y cuatro gigantescas chimeneas apuntando hacia el cielo.
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Ivannia SalazarLa expectación es máxima ya que no se sabe cuál será la reacción de los mercados ni si la libra volverá a caer estrepitosamente si el programa finalmente acaba de este viernes.
El proyecto de regeneración de la zona ha llevado diez años. Dentro de la central, las tiendas del comercial se suceden una tras otra, y entre ellas se divisa la estructura de una gigantesca grúa, así como las salas de máquinas, los paneles de control y vigas de acero vistas. En los alrededores se han construido restaurantes y bares, así como bloques de edificios que agruparán un total de cuatro mil viviendas, de las que se han construido unas 1.600, y un inmenso bulevar. Hay parques y zonas verdes y esta Navidad habrá una pista de patinaje sobre hielo. En el diseño de todo este complejo han trabajado varios estudios de arquitectura, como el del estadounidense Frank Gehry o la firma Foster and Partners, de Norman Foster.
Nueve millones de libras
Pero los profesionales del estudio creado en 1999 por Chris Wilkinson y Jim Eyren fueron los que tomaron el testigo del arquitecto que le dio la vida a la histórica estructura: Giles Gilbert Scott, que también tiene en su portfolio la Cambridge University Library, la Catedral de Liverpool y las famosas cabinas telefónicas rojas. Y es que la 'renovación respetuosa' de la Battersea Power Station no es un hecho aislado, sino toda una declaración de intenciones a favor de la restauración y el rediseño de estructuras históricas, en lugar de optar por su abandono perpetuo o su demolición.
Muchos proyectos para la central ya quedaron en nada a lo largo de los años, mientras el edificio se deterioraba, hasta que esta renovación ha logrado finalmente resucitarlo. Otro ejemplo de este tipo de alternativa al abandono es la New Bodleian Library de Oxford, también un diseño de Giles Gilbert Scott, la principal biblioteca de investigación de la Universidad de Oxford. Para Sebastien Ricard, director de WilkinsonEyre, «ha sido un privilegio restaurar y transformar este edificio icónico, no solo conservando y celebrando las características originales, sino también con intervenciones que devuelven la vida a la estructura».
La inversión de 9.000 millones de libras es una apuesta enorme que tiene detrás a un consorcio de inversores malayos encabezado por SP Setia y Sime Darby Property, que para poner en marcha el proyecto de renovación fundaron la Battersea Power Station Development Company, cuyo director ejecutivo, Simon Murphy, que estuvo a cargo de la visita guiada para la prensa, explicó que toda el área está concebida «para vivir, jugar, comprar, comer, trabajar», así como para «caminar y aprovechar todas las oportunidades del transporte público de Londres». «Conciertos, exposiciones, actividades para toda la familia», es lo que el público va a encontrar aquí.
La apertura a bombo y platillo se produce tras haber salido adelante, pandemia de Covid-19 de por medio, y en un contexto de crisis económica con la peor recesión en cuatro décadas. A la pregunta de si hay miedo por abrir justo ahora, Murphy se mostró optimista y reconoció que siempre habrá retos, como lo fue ya el coronavirus. «Hace un par de años, pedirle a algunas marcas que abrieran una tienda o un restaurante aquí, fue un desafío, no entendían la oportunidad». Pero ha tenido éxito. «La idea era devolverle la vida a este edificio de una forma que atraiga a la mayor cantidad de personas posible», convertirla «en algo que reúna a los residentes locales y los turistas».
Toque español
«Creamos algunos espacios grandes para que cuando (el público) entre por cualquiera de los extremos de este edificio, se encuentre con un espacio asombroso, porque las salas de las turbinas son espacios asombrosos. Siempre quisimos sentir que estamos en contacto con el tejido histórico, recordarle al público qué es« aunque tenga un contenido »completamente moderno«, explicó Murphy, y añadió que »queríamos conservar la estética industrial, ser capaces de asegurarnos de que las personas, cuando entren, se den cuenta de que están en la central eléctrica«. »Al sur del río, no hay nada como esto«, consideró el experto, que tuvo unas palabras para Zara, el toque español, junto a Mango, dentro de la zona comercial, que abrirá aquí su primera tienda en la parte del sur del Támesis y que será una de las más grandes en el Reino Unido. «Hay un Zara de 50.000 pies cuadrados (unos 4.600 metros cuadrados) que estamos encantados de tener en el lugar», aseguró.
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Dan Westley, director de 'leasing' (alquiler) de oficinas de la central, explicó a ABC que se espera que el lugar atraiga a entre 25 y 30 millones de visitantes cada año y que sea un nuevo centro neurálgico en la vida de londinenses y visitantes. «La comunidad tiene un gran apego emocional con este edificio», apuntó.
Pero también hay críticas. La escasez de viviendas sociales, la altura de las construcciones circundantes, o el hecho de que se utilizara finalmente como centro comercial y no como un museo, son algunos de los señalamientos en su contra. Pero el balance general es positivo. Para Rowan Moore, crítico de arquitectura del diario 'The Guardian', «sigue siendo motivo de celebración que se haya salvado uno de los edificios más notables del siglo XX y que sus interiores, por primera vez, estén abiertos al público». «Su eventual supervivencia demuestra, entre otras cosas, la fuerza relativa del patrimonio en la planificación británica: la lógica comercial y las consideraciones estándar de valor por dinero dan paso a las necesidades del monumento. Lo cual, en relación con la central eléctrica de Battersea, es bienvenido«.
Usos emocionantes
«Estamos encantados de que la central eléctrica de Battersea, catalogada como Grado II, uno de los monumentos más reconocidos y queridos de Londres, abra sus puertas al público», manifestó por su parte Emily Gee, directora regional del organismo Historic England, quien señaló que «la escala y el estado de la central eléctrica presentaban grandes desafíos para su reparación y reutilización« pero »esta remodelación transformadora ha asegurado un futuro brillante para el edificio, con usos emocionantes que atraen al público al interior por primera vez y muestran el poder de nuestro patrimonio industrial y su potencial de regeneración«.
Las obras en la central, que se construyó con seis millones de ladrillos, lo que la convierte en uno de los edificios de este material más grandes de Europa, comenzaron el 4 de julio de 2013, en el 80 aniversario de la primera vez que generó energía eléctrica. Las cuatro chimeneas, que estaban muy dañadas, fueron reconstruidas «con las especificaciones exactas de las originales de las décadas de 1930 y 1950, con 25.000 carretillas de hormigón vertido a mano y 375 litros de pintura usados para cada una«, explicaron desde el equipo de ingeniería. »Las chimeneas son el ADN de la central eléctrica de Battersea, un hito de fama mundial en el horizonte de Londres y reconstruirlos fue la primera y más importante prioridad en la restauración de la icónica central eléctrica«.
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