Día 1 de la era Milei: reduce el Gobierno a la mitad y pone a su hermana de coordinadora

La primera acción del nuevo presidente fue modificar un decreto que prohibía a los altos cargos designar a familiares directos para puestos en la administración

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El nuevo presidente de Argentina, Javier Milei, con su hermana Karina Efe

A la espera de medidas económicas drásticas que serán anunciadas a partir de este martes, Javier Milei dejó el lunes una jornada para que asentara el nuevo Gobierno, reducido a la mitad, con solo nueve ministros, y con su hermana de coordinadora de ... la nueva Presidencia. La primera acción tomada por Milei, junto con el nombramiento de ministros, fue modificar un decreto del presidente Macri de 2018 que prohibía a los altos cargos designar a familiares directos para puestos en la administración. Karina Milei, que fue la estratega de la campaña de su hermano y a quien este llama reverencialmente «el jefe», se convierte así en «número dos» de facto en la nueva etapa política argentina.

Otra de las personas del primer círculo durante la campaña, Nicolás Posse, pasa a jefe de Gabinete, que en Argentina no tiene funciones de director de la oficina personal del presidente, sino de coordinación del resto de los ministros y de nexo con el legislativo (una suerte de primer ministro de atribuciones muy reducidas). No obstante, la verdadera coordinación la ejercerá Karina Milei desde su cargo de secretaria general de la Presidencia de la Nación.

Estos nombramientos confirman el deseo de Milei de concentrar el poder en un estrecho núcleo de confianza, reservando un papel muy secundario a la vicepresidenta, Victoria Villaruel, con quien más bien se mostró frío el domingo en la ceremonia de toma de posesión. La aplicación de una severísima receta económica –en su discurso inaugural, Milei habló de un recorte del gasto de un 5% del PIB (lo que supondría un tijeretazo de alrededor de 30.000 millones de dólares) y advirtió de una estanflación que podría durar entre año y año y medio, antes de que se comiencen a notar los efectos de su política– reclama sujetar bien el timón, y el nuevo presidente prevé hacerlo gobernando de modo muy personal, con mínima delegación.

Apertura

Consciente de que no cuenta con mayoría parlamentaria (su partido solo tiene el 15% de los diputados y el 10% de los senadores), Milei se ha abierto a la coalición liderada por el expresidente Macri, como ya hizo para ganar la segunda vuelta de las presidenciales. Ese pacto podrá ayudarle a aprobar parte del programa gubernamental, si bien el peronismo sigue siendo el primer grupo político en ambas cámaras. Así, Patricia Bullrich, que compitió con Milei en la primera vuelta electoral, es la ministra de Seguridad, y Luis Caputo el titular de Economía (ambos ya ocuparon esos mismos puestos en la presidencia de Macri; Caputo acabó siendo gobernador del Banco Central).

Abriéndose también a un peronismo moderado, no kirchnerista, Milei ha puesto a dos antiguos altos cargos de esa corriente: Guillermo Francos en Interior y Guillermo Ferraro en Infraestructuras, departamento en el que además de Obras Públicas se integra Energía y Minas, así como Transporte y Comunicaciones.

De ninguno de esos cuatro ministros se espera una gestión ideológicamente radical, si bien en las cuestiones de seguridad habrá posiblemente una mayor empatía hacia las fuerzas policiales. Estas tendrán que emplearse a fondo si el sindicalismo peronista y otras organizaciones sociales de izquierda alientan la protesta ante los recortes que se apliquen.

La reducción a nueve ministerios ha supuesto la integración en un solo departamento, llamado Ministerio de Capital Humano, de áreas como Educación, Trabajo y Desarrollo Social

Visión pragmáica

Tampoco un perfil combativo ofrece la ministra de Exteriores, Diana Mondino, que no viene del mundo de la diplomacia sino de la enseñanza y la economía. Su empeño en propiciar que en el acto de inauguración el primer invitado extranjero al que Milei saludara fuera el canciller de Brasil, Mauro Vieira, por delante de los jefes de Estado presentes, de mayor rango, indica una visión pragmática y lejos de gestos efectistas. Lula da Silva declinó viajar a Buenos Aires, ante la simpatía mostrada por Milei hacia su antecesor, Jair Bolsonaro, y su advertencia en campaña de no tener relaciones exteriores con «comunistas». Pero Mondino hizo prevaler la regla no escrita de que el primer contacto internacional de un presidente argentino (y así ocurre al revés) debe ser con el presidente del vecino Brasil, al menos en este caso a través de su representante.

La reducción a nueve ministerios ha supuesto, como ya había anunciado Milei, la integración en un solo departamento, llamado Ministerio de Capital Humano, de áreas como Educación, Trabajo y Desarrollo Social. Su titular es Sandra Pettovello; su perfil algo más radical y su inexperiencia en la gestión pública, puede centrar las polémicas del nuevo Gobierno fuera del ámbito económico. En este Ministerio no ha quedado subsumido finalmente el de Salud, que se mantiene diferenciado.

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