Mano dura de Meloni contra la inmigración: construirá centros de detención y pide a Europa una misión naval

El partido de Salvini, la Liga, habla de «invasión» ante las cifras que se barajan: desde el inicio de 2023, 127.207 inmigrantes desembarcaron en Italia, casi el doble de las llegadas (68.237) del año anterior.

Al menos, así se manifestó el titular de Asuntos Regionales, Roberto Calderoli, de la Liga: «La entrada de 127.000 inmigrantes desde principios de año es una invasión. Una invasión pacífica, pero una invasión al fin y al cabo. Me hace temer -añade el ministro Calderoli- que este aumento de llegadas no sea un fenómeno extemporáneo sino, desgraciadamente, estructural, porque está organizado y tiene una dirección detrás. Cuando Matteo Salvini era ministro del Interior, nada de esto sucedió», sentenció Calderoli.

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Esta declaración del titular de Asuntos Regionales supone un ataque frontal a Meloni, quien decidió gestionar desde Palacio Chigi, sede de la jefatura del Gobierno, la estrategia de la inmigración en un intento de contener el extremismo de Salvini. Ahora, esa decisión de Meloni está siendo utilizada por la Liga Norte para atacarla.

Meloni se encuentra entre la espada y la pared por el imparable aumento de los desembarcos, situación que ella misma califica como «insostenible», y por la presión de Salvini. El líder de la Liga, para robarle votos en el terreno de la extrema derecha, ya ha comenzado su campaña electoral con vistas a las elecciones europeas al Parlamento de Estrasburgo, en junio del año próximo. En este contexto, Salvini recibirá a la líder de la extrema derecha francesa, Marine Le Pen, con motivo del tradicional mitin de la Liga en su «terreno sagrado» de Pontida, municipio de Bérgamo (Lombardía). En esta ocasión, Le Pen hará de telonera de Salvini.

Frente a una situación cada día más complicada, Meloni ha contraatacado con un vídeo de poco más de seis minutos en Facebook, dirigido a los italianos a la hora de la cena el pasado viernes. Con un tono grave, propio de los momentos difíciles, la primera ministra comenzó su alocución diciendo que «la presión migratoria que Italia está experimentando desde principios de este año es insostenible, resultado de una situación internacional muy difícil. Un panorama que podría llevar a varias decenas de millones de personas a querer abandonar su nación para buscar un futuro mejor en Europa. Está claro, sin embargo, que Europa no puede acoger a esta enorme masa de personas».

Por este motivo, Meloni anunció la «adopción de medidas extraordinarias para frenar los desembarcos». Cuatro son las iniciativas, dos en el frente italiano y dos en el europeo. Pero sin duda la medida más destacada en Italia pasa por la construcción, por parte del Ministerio de Defensa, de nuevos centros de detención en todo el país, situados en lugares casi despoblados, para luego proceder a las repatriaciones. La duración máxima de la estancia de los inmigrantes irregulares, los llamados económicos, se aumentará a 18 meses -la anterior ministra del Interior, Luciana Lamorgese, había reducido la detención de seis a tres meses-.

Y en el frente europeo, Meloni pide a la Comisión de la UE una misión naval para bloquear los desembarcos: «Una misión europea, incluso naval si es necesario, de acuerdo con las autoridades del norte de África -explica Meloni- para detener la salida de los barcos».

A la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, le pide que la acompañe a Lampedusa «para darse cuenta personalmente de la gravedad de la situación y acelerar inmediatamente la aplicación del acuerdo con Túnez, entregando los 250 millones de euros acordados». Ambas visitarán Lampedusa este domingo. Hasta el momento, el acuerdo firmado por Meloni y Von der Leyen a mediados de julio con el presidente tunecino Kaïs Saied no ha funcionado y los flujos migratorios desde Túnez hacia Italia han crecido masivamente.