Macron sella con Kamala Harris un pacto de cooperación espacial entre EE.UU. y Francia

Macron, por su parte, analizó el nuevo pacto de cooperación espacial entre los EE. UU. y Francia de este modo: «Desgraciadamente, el espacio es un nuevo escenario de posibles y amenazantes conflictos. Construir juntos nuevas normas para el comportamiento en el espacio es una gran tarea para el futuro inmediato».

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Juan Pedro Quiñonero

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Ni la vicepresidenta de los EE. UU. ni el presidente de Francia citaron expresamente a China y Rusia. Pero las alusiones directas de Macron al riesgo de «militarización» del espacio reposan en una visión compartida por Washington y París, bien fundada en el intercambio militar de las informaciones transmitidas por los satélites franceses y norteamericanos.

Washington y París ya colaboran en materia de información espacial desde las presidencias de Barack Obama y François Hollande, cuando los satélites de ambas potencias permitieron neutralizar (asesinar) a varios dirigentes de Al Qaida. La experiencia reciente, en el África central y Ucrania, es una base sólida para continuar explorando y ampliando, ante futuros escenarios espaciales.

El nuevo pacto de cooperación espacial entre los EE. UU. y Francia también tiene una dimensión civil importante.

Macron llegó a la sede washingtoniana de la NASA, donde lo recibió Kamala Harris, acompañado de dos astronautas franceses, Sophie Adenot Thomas Pesquet. Uno de ellos participará en un nuevo proyecto norteamericano de enviar a la Luna una misión espacial de investigación.

La vicepresidenta norteamericana elogió la decisión francesa de integrarse en los proyectos de los Acuerdos Artemis, liderados por los EE. UU. con la ambición de asociar a todos sus miembros en la exploración pacífica del espacio, comenzando por la utilización pacífica de bases en la Luna y Marte.

Desde la óptica francesa, el nuevo pacto de cooperación espacial con los EE.UU. también debe tener importantes repercusiones de tipo industrial, tecnológico y comercial. Macron ha viajado a los EE.UU. acompañado por grandes empresarios con intereses multinacionales, esperando evitar o reducir el riesgo de guerra comercial euro-norteamericana que temen algunos aliados europeos ante la entrada en vigor, el año que viene, de la IRA (Inflation Reduction Act), percibida en la UE como un proyecto muy proteccionista, que será un plato fuerte del diálogo personal entre Macron y Joe Biden.