López Obrador moviliza a 600 soldados tras el secuestro de 66 civiles en Sinaloa

«La policía está investigando, no tengan miedo, que son cosas que lamentablemente ocurren, hay autoridad, la autoridad no está de ninguna manera rebasada, estamos dándole seguimiento», fue lo único que dijo hasta el momento el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha.

El mandatario estatal dijo estar investigando por qué raptaron a estas personas pertenecientes a ocho familias que vivían en diferentes zonas de Culiacán, la capital de Sinaloa y el epicentro de las operaciones del Cártel de los Chapitos, célula criminal encabezada por Iván Archibaldo Guzmán Loera, hijo del Chapo, hoy por hoy preso en Estados Unidos. El hermano menor del capo, Ovidio, ya fue arrestado y extraditado para responder ante una corte en Chicago en septiembre del 2023. Los Chapitos son los principales introductores de fentanilo en Estados Unidos.

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Ante el secuestro masivo de personas el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador movilizó 600 soldados a Culiacán (incluidos dos helicópteros de guerra) y la prensa sinaloense ya habla del fin de la denominada «Pax narca».

Y es que, en una temporada de elecciones en que ya han sido asesinados más de 120 candidatos a diversos puestos, Sinaloa se mantenía al margen de esa escalada violenta. El mensaje imperante era que Los Chapitos mantenían la situación bajo control para evitar mayor presión desde el Gobierno de Joe Biden.

En las elecciones intermedias del 2021 se registró una fuerte operación electoral de Los Chapitos en favor de candidatos del oficialista Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Esto valió un reclamo de la oposición ante la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington. Este organismo multilateral analiza por estos días enviar observadores a los comicios mexicanos.

Estados Unidos está atento además a potenciales escenarios de narcoinsurgencia como sucedió en enero en Ecuador, donde grupos criminales conectados a carteles mexicanos sembraron el terror y desafiaron a la autoridad. La clave en estos casos es el daño directo a civiles, como sucedió este fin de semana en Sinaloa, donde en las misas de las iglesias católicas los religiosos clamaron piedad a los delincuentes.

Tanto desde la oposición como desde Morena dijeron a ABC que en esta temporada electoral, al menos en Sinaloa, el cártel de Los Chapitos permanecía al margen de las elecciones y que no colaboraría con Morena para evitar llamar la atención. Sin embargo, un candidato opositor a López Obrador también dijo a esta redacción, bajo condición de anonimato, que en Sinaloa el narco dio de baja al menos 10 candidatos, de diversos partidos, antes de que estos registraran sus aspiraciones. O sea, pidieron permiso al crimen organizado para contender y este fue denegado.

Como medida preventiva, el fin de semana los candidatos de Sinaloa suspendieron sus actividades, algunos se refugiaron en domicilios solo conocidos por su círculo íntimo y otros directamente abandonaron el estado.

Otra teoría sobre el «levantón masivo», que circula en la oposición a López Obrador, tiene que ver con que se trata de una advertencia del cartel ante un posible arresto de Iván Archivaldo, que es demandado por la justicia de Estados Unidos.

Cuando en octubre del 2019 tuvo el lugar el llamado 'culiacanazo', que fue el primer intento fallido de los militares por arrestar a Ovidio Guzmán, la primera respuesta que dio el cártel fue el secuestro masivo de civiles que luego en su mayoría serían liberados.