Lituania anuncia que enviará las cajas negras del avión de DHL a Alemania para examinarlas con total garantía

El hecho de que el pasado mes de agosto fuese descubierto un intento ruso de embarcar sistemas explosivos camuflados en paquetes de DHL, que terminó con el incendio de un almacén de esta empresa en Leipzig, había despertado sospechas de un sabotaje relacionado con este método. Un análisis visual del accidente por parte del equipo de la investigación, sin embargo, ha constatado que no hubo influencias externas y los miembros de la tripulación supervivientes afirman que no hubo caos ni disturbios dentro de la aeronave antes del accidente. Tampoco percibieron humo ni olor a combustión.

Los investigadores se inclinan por una causa técnica, dice Vilmantas Vitkauskas, jefe del centro nacional de gestión de crisis de Lituania, a la espera del análisis de la caja negra, que ha sido hallada y está siendo todavía analizada. «Si obtenemos datos adicionales podríamos cambiar nuestra dirección, pero por el momento no los tenemos y estamos bastante seguros de lo que decimos», comenta Vitkauskas.

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Rosalía Sánchez | Corresponsal en Berlín

Los sistemas del aeropuerto de Vilna utilizados para controlar los aviones entrantes funcionaron normalmente durante las horas del martes en las que se produjo el accidente. El avión de Swift Air, que viajaba de Leipzig a Vilnius para DHL se estrelló el lunes por la mañana temprano, cerca del aeropuerto de Vilnius, junto a un edificio residencial. Los supervivientes, que fueron un alemán, otro español y un lituano, resultaron heridos.

Durante la semana, se han producido momentos de gran tensión militar por el hecho de que el Gobierno alemán reconociese la posibilidad de un ataque ruso, lo que podría haber dado lugar a que la OTAN se viese obligada a activar el artículo 5 del Tratado de la Alianza. El canciller alemán Olaf Scholz declaró que «no descarto» un ataque híbrido y «es posible que así sea». La ministra alemana de Exteriores, Annalena Baerbock, declaró el lunes en la reunión de ministros de Exteriores del G7 en Fiuggi, Italia, que «el mero hecho de que ahora, junto con nuestros socios lituanos y españoles, tengamos que preguntarnos seriamente si se trató de un accidente o, después de la semana pasada, de otro ataque híbrido, muestra en qué tiempos volátiles (...) vivimos actualmente».

Desde círculos militares alemanes, sin embargo, se rebajaba el nivel de alarma y se atribuían las precipitadas declaraciones a la situación de estrés político que se vive en la capital alemana, a raíz de la caída del Gobierno y convocatoria de elecciones anticipadas. El inspector general de la Bundeswehr, Carsten Breuer, se limitó a reconocer que el incidente «encaja en el patrón» de otros anteriores, pero insistió en que no había indicios de ello.

Las verdaderas causas del accidente, por otra parte, siguen sin aclararse. Las autoridades de Lituania han anunciado que van a enviar a Alemania las cajas negras del avión porque carece de las instalaciones necesarias para examinarlas con total garantía. Aunque el responsable de la investigación del accidente seguirá siendo el Ministerio de Justicia, el responsable del Centro Nacional para la Gestión de Crisis Vilmantas Vitkauskas delegará en Alemania el análisis de este material probatorio, una decisión en la que «se ha tenido en cuenta que el avión volaba desde Leipzig y en una misión de la empresa alemana DHL». «Probablemente tengamos los primeros datos el viernes», ha confiando el Ministerio de Justicia lituano, tras felicitarse por el hecho de que las cajas negras hayan a parecido en muy buen estado en el mismo lugar del accidente y se prevea un proceso relativamente sencillo de recuperación de la información. Kasciunas ha pedido también prudencia en las declaraciones y «no sacar conclusiones que no estén basadas en los hechos».