Acosado por los grandes, Orbán desbloquea la ayuda a Ucrania

El acuerdo fue posible gracias a una reunión previa entre el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que hasta ahora bloqueaba el dinero para Kiev, y el presidente francés, Emmanuel Macron; el canciller alemán, Olaf Scholz; la italiana Giorgia Meloni y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

Este cónclave previo, al que al final se unieron los primeros ministros de Bélgica y Holanda, fue suficiente para desbloquear un asunto que amenazaba con alargar la reunión hasta límites dramáticos.

«Los veintisiete líderes acordaron un paquete de apoyo adicional de 50.000 millones de euros para Ucrania dentro del presupuesto de la UE», lo que «garantiza una financiación firme, predecible y a largo plazo para Ucrania», escribió en redes sociales el presidente del Consejo, Charles Michel, pocos minutos después del inicio formal de la reunión.

La principal concesión a Orbán para que este haya aceptado el acuerdo de ayudar a Ucrania ha sido que la Comisión se compromete a considerar su revisión en el futuro, en caso de que se detecten irregularidades. La última versión del proyecto de conclusiones afirma, en efecto, que «si es necesario, dentro de dos años el Consejo Europeo invitará a la Comisión a presentar una propuesta de revisión». Hungría mantiene que Ucrania es lo más parecido a un Estado fallido y la Comisión, al contrario, quiere mantener el mensaje político de que la ayuda europea para Ucrania está garantizada mientras dure la invasión rusa.

La presidenta Von der Leyen habló más concretamente de que el acuerdo es «un mensaje para Putin» coincidiendo con el segundo aniversario de su decisión de invadir Ucrania. El paquete de ayuda de 50.000 millones se ha previsto para los próximos 4 años con cierto grado de flexibilidad en cuanto a la velocidad de las transferencias; también, como un mecanismo para tener en cuenta la posibilidad de que en EE.UU. pueda producirse una situación en la que se corten las ayudas a Ucrania.

Los dirigentes europeos están intentado mejorar su capacidad de producción de armamento, teniendo en cuenta que el alto representante, Josep Borrell, había revelado la víspera que no podrán cumplir la promesa que hicieron hace un año para enviar un millón de obuses y misiles a Ucrania, aunque esperan cumplir pronto este el objetivo y superarlo con creces a finales de este año. Desde marzo pasado los miembros de la UE han entregado 330.000 piezas de munición –esencialmente sustraídos de sus propios arsenales– y prevén que, a finales de marzo, lleguen a entregar más de medio millón. En las «próximas semanas» la Comisión espera poder firmar nuevos contratos con productores de munición para efectuar compras conjuntas destinadas tanto al Ejército ucraniano como a reponer los arsenales de los europeos.

Las razones por las que Orbán ha accedido finalmente a levantar su veto se irán conociendo con más detalle en el futuro. Algunas serán sin duda concesiones políticas, que la presidenta de la Comisión no quiso admitir al final del Consejo. Otra, probablemente, sea que el dirigente húngaro se ha dado cuenta de que los demás socios empiezan a mirarlo con lo que el primer ministro polaco Donald Tusk calificó de «cierta fatiga», lo que quiere decir que estos órdagos habrían dejado de tener efecto entre los demás socios europeos, cada vez más favorables a ignorar al húngaro y tomar las decisiones más importantes por su cuenta..