Cambia el mapa europeo

Si el mapa europeo no ha hecho más que cambiar a lo largo de los siglos, debido a guerras que duraron hasta Cien Años, los cambios ocurridos a partir de la de los Treinta Años, fueron perfilando dos Europas, una católica, la otra protestante, con diferencias cada vez mayores, no ya en religión, sino en usos, costumbres y niveles de vida, con la zona norte creciendo tanto en libertades como en niveles de vida, mientras las mediterráneas buscaban su bienestar en imperios ultramarinos, que acabarían perdiendo.

El último cambio, sin embargo, ha sido tan rápido como inesperado: los países escandinavos, símbolos de la socialdemocracia, así como los bálticos, están dando el poder no a la cristianodemocracia o a la simple derecha, sino a la extrema derecha.

Y la cosa no se para ahí sino que en Grecia e Italia, donde no ya el socialismo, sino el comunismo estaba firmemente arraigado, ocurre lo mismo. ¿A qué se debe? Mi explicación es que la invasión rusa de Ucrania, con su muestra diaria de muertos y heridos, hombres y mujeres, niños y viejos, museos y hospitales, está mostrando lo que es el verdadero comunismo: un régimen que te exige le entregues no sólo tu cuerpo, sino también tu alma para luchar, morir y matar por un sistema que ni siquiera ofrece las mínimas garantías de seguridad y derechos democráticos. Putin se está convirtiendo así en el peor reclamo de la izquierda. Vamos a ver con qué fábula nos sale esta noche. ¿Vox, el lobo feroz? ¿La moto económica? ¿Cataluña tranquila? ¿ETA derrotada? «Todo es bueno para el convento»... decía aquel fraile con la puta al hombro.