Irak pondrá fin a la presencia militar extranjera liderada por EE.UU. en su territorio

Cuando se retiren las tropas es de prever que crezca la influencia de Irán en la gobernabilidad de Irak y aumente la inestabilidad en la región

Irán desafía a EE.UU. al situar un destructor en el mar Rojo y aplaudir los ataques de los hutíes a los barcos mercantes

Un soldado estadounidense en la base Aérea K1 cerca de la ciudad de Kirkuk, al norte de Irak Efe

Lo anunció el pasado 28 de diciembre, en presencia de Pedro Sánchez, y ya es oficial. Irak pondrá fin a la presencia de tropas extranjeras en su territorio, después de la llegada de éstas hace casi dos décadas para expulsar primero a Sadam Husein ... y luego para combatir y derrotar al 'califato radical' de Estado Islámico.

El anuncio dado a conocer por la oficina del primer ministro iraquí, Al Sudani, del que se hacen eco todas las agencias de noticias, afecta sobre todo a las fuerzas de EE.UU., el país que dirige la coalición internacional presente en Irak supuestamente para prestar ayuda al régimen de Bagdad. El Pentágono tiene actualmente unos 2.500 militares en el país, y es el contingente más fuerte de una fuerza que incluye 362 militares españoles.

Aunque no se mencione expresamente, la decisión de «formar un comité conjunto para negociar los detalles de la salida» se produce un día después de que un ataque norteamericano acabase con la vida del líder de una milicia chií iraquí en Bagdad. Los grupos armados chiíes -secta del islam que en Irak supera ligeramente en número a la suní- llevan a cabo casi a diario ataques con drones y misiles contra bases norteamericanas. El Ejército de EE.UU. responde a su vez con ataques aéreos contra instalaciones y con operaciones 'quirúrgicas' contra sus líderes.

Al Sudani no tiene el control de las milicias armadas chiíes, que están en todos los terrenos respaldadas por Irán, pero necesita el apoyo de sus líderes políticos para mantenerse al frente de una coalición gubernamental. Es de prever que sin la presencia de tropas norteamericanas en territorio iraquí, por vez primera en casi veinte años, la influencia de Teherán sobre Irak crecerá considerablemente.

No hay que subestimar, sin embargo, el peso que sigue teniendo en el país del Tigris y el Éufrates la galaxia de milicias suníes, ni la posibilidad de un rebrote de Estado Islámico (Daesh en árabe) cuando se vayan los norteamericanos. Washington convenció en su día al gobierno de Bagdad, donde es mayor la presencia chií que la suní, de la necesidad de mantener una fuerza internacional para garantizar que Daesh no volviera a hacerse fuerte en las regiones de más presencia suní.

La salida de Estados Unidos va a estimular no solo a los estrategas de Teherán sino también a los barbudos del excalifato suní, en el contexto de un país que no tiene ejército sino solo una fuerza policial, muy vinculada además al diseño sectario de su población.

Si Biden acata la voluntad del gobierno de Al Sudani, se pondrá fin a dos décadas de esfuerzo occidental por crear en Oriente Próximo un foco de estabilidad

Si la Administración Biden acata la voluntad del gobierno de Al Sudani, se pondrá fin a dos décadas de esfuerzo occidental por crear en el corazón de Oriente Próximo un foco de democracia, o al menos de estabilidad, en el que se invirtieron muchas vidas y mucho dinero.

El proceso comenzó en 2003, con la invasión norteamericana de Irak y el derrocamiento de Sadam Husein, con el pretexto de que el dictador de Bagdad acumulaba armas de destrucción masiva que nunca se hallaron. La escalada militar que produjo la desestabilización de un país tan complejo tuvo su cénit en 2007, cuando Estados Unidos llegó a contar con 170.000 soldados en Irak.

 

A continuación se produjo una desescalada, cortada abruptamente con el triunfo militar de Estado Islámico, que en poco tiempo se apoderó de un tercio del territorio para formar -también con un trozo de Siria- el 'califato' radical con capital en Raca.

La rápida y cómoda victoria de los yihadistas provocó el retorno militar de Estados Unidos en 2014, al frente de otra coalición internacional. La guerra contra Daesh duró tres años. Tras el desplome del 'califato', Washington redujo su presencia militar a partir de 2017, aunque mantuvo un contingente -con la colaboración de otros aliados, entre ellos España- para dar instrucción al Ejército iraquí y evitar el retorno de Estado Islámico.

El enemigo hoy, sin embargo, está en Teherán, que alimenta a los yihadistas chiíes iraquíes para que no dejen de hostigar a las tropas occidentales. En el contexto de la guerra de Gaza, Irak es hoy uno de los mejores peones de Irán en el llamado 'eje de resistencia', formado también por las milicias chiíes de Yemen, Líbano y Siria.

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