La creciente ola de inmigración africana agrava la crisis en la frontera de México y EE.UU.
En dos años, se han disparado las detenciones de subsaharianos en territorio mexicano
México detiene al jefe de seguridad de los Chapitos, con varias órdenes de captura en EE.UU.
Inmigrantes subsaharianos detenidos en la frontera, en Lukeville (Arizona)
La crisis migratoria entre México y Estados Unidos impacta más allá de la frontera entre ambos países. El presidente Joe Biden -que esta semana volvió a conversar sobre el asunto con su homólogo López Obrador- está obligado a endurecer su política si quiere ... que los republicanos aprueben en el Congreso un paquete de apoyo a Ucrania de más de 60.000 millones de dólares. Según datos oficiales, durante la presidencia de Biden cada día llegan a la frontera entre 8.000 y 10.000 personas, y en los últimos tres años han sido detenidas por las autoridades estadounidenses 1,5 millones de inmigrantes en su intento de entrar en territorio de EE.UU. Mientras, en la frontera sur de México cerca de 140.000 personas esperan respuestas a sus solicitudes de asilo.
A un complejo escenario en el que es constante la afluencia de centroamericanos, caribeños y sudamericanos, sobre todo venezolanos, se suma en los últimos meses el drama de la inmigración subsahariana.
Según informó a principios de diciembre France 24, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) ha detenido a más de 500 personas procedentes de África, desde el 30 de mayo de 2019. La cifra ahora puede resultar anecdótica, pero marca una tendencia en las oleadas migratorias que recorren el planeta. Según el medio francés, para los inmigrantes africanos la ruta más sencilla hacia EE.UU. es llegar en avión a Brasil y, aprovechando la porosa frontera de la selva amazónica, iniciar una travesía hacia el norte, un camino plagado de riesgos.
El fenómeno comenzó de forma casi imperceptible. En marzo del 2020 el periodista Kirk Semple publicó en 'The New York Times' una crónica sobre un bar fundado por africanos en la ciudad fronteriza de Tapachula, al sur de México. Semple contaba que, en intento de llegar a EE.UU., un camerunés optó por quedarse en Tapachula y abrir un establecimiento en sintonía con las costumbres africanas.
Pero ahora, casi cuatro años después, la realidad se impone con toda su dureza. De acuerdo con los registros de la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación de México, en tres años las detenciones de africanos en territorio nacional se dispararon en más de 1.250%, al pasar de 1.560 en 2021 a 21.158 en lo que va de 2023. La mayoría son de origen senegalés, mauritano, guineano y ghanés. No llegaron a cruzar la frontera con EE.UU.
Víctimas de secuestros
Yesenia Valdez, Coordinadora de Defensa Integral de Fundación para la Justicia, comenta a ABC que los inmigrantes están en peligro casi desde el momento en que pisan por vez primera territorio mexicano: «Ya cuando cruzan la frontera sur se convierten en víctimas fáciles para los grupos criminales, que los secuestran para ponerles a sus órdenes o bien para pedir un rescate a sus familias en sus países de origen». Valdez señala que en México, en la última década, se han registrado 70.000 inmigrantes secuestrados o víctimas de trata de personas.
Los africanos son aún más vulnerables porque, al no dominar el idioma español, tienen dificultades para comunicarse con las autoridades y, así, pedir ayuda. Aunque esto en muchos casos no es una garantía pues, según Valdez, es frecuente que la Policía o el Ejército estén coludidos con grupos criminales.
Eduardo Ramírez, senador por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), explica a ABC: «Mi propuesta, con el foco en mejorar la seguridad de estas personas, es establecer una zona económica especial en Chiapas donde se instalen industrias nacionales y extranjeras que puedan contratarlos y así evitar el trayecto hacia la frontera norte, siempre plagado de peligros».
De momento, México no está logrando contener la oleada migratoria ni cerrar completamente el paso en la frontera sur. Según datos de la Secretaría de Gobernación, del 1 de enero al 3 de octubre de este año se identificaron a casi 1,6 millones de «personas extranjeras irregulares» en el país. Por eso, la canciller Alicia Bárcena ha pedido recientemente a varios países que acepten recibir vuelos con inmigrantes deportados. Y en esa lista incluye a Brasil.
De 10.000 a 15.000 dólares
Fuentes de la Cancillería mexicana mencionan a ABC, bajo condición de anonimato, que uno de los motivos para incluir a Brasil en ese listado es, precisamente, la inmigración africana hacia México. Explican que los africanos deportados han llegado a pagar, a redes de coyotes para llegar desde Brasil hasta México, entre 10.000 y 15.000 dólares. El número habla por sí solo: a diferencia de la inmigración centroamericana, se trata de personas con un nivel socioeconómico intermedio y, generalmente, con familiares y amigos en EE.UU. Por ello mismo, algunos han alzado la voz ante atropellos o situaciones de extorsión que han padecido por parte de las autoridades.
En marzo de este año, según la agencia EFE, inmigrantes africanos, provenientes de Guinea Ecuatorial, denunciaron discriminación y malos tratos por parte de las autoridades de México durante su paso y estancia en Tapachula. Junto con inmigrantes haitianos y el Comité Ciudadano en Defensa de los Naturalizados y Afro-mexicanos, instaron al Ejecutivo de López Obrador a que les concedieran documentos de tránsito para seguir su viaje hacia EE.UU.