La guerra de Ucrania sobrevuela una cumbre iberoamericana marcada por la ausencia de Lula
El presidente brasileño tiene programada visita a Pekín entre el 26 y el 31 de marzo
Andrés Allamand, secretario general Iberoamericano: «España es un activo en América Latina, y ojalá lo fuera con más fuerza aún»

La guerra de Ucrania es el elefante en la habitación. Formalmente no forma parte de la agenda de la cumbre iberoamericana que se celebra este viernes y sábado en República Dominicana. Ni tampoco en el Encuentro Empresarial previo que se clausura este viernes. Pero sin estar lo condicionará todo.
España envía a este foro a su máxima representación. El Rey clausura el encuentro empresarial. Y participa en la sesión plenaria de los jefes de Estado y de Gobierno, donde también asistirá el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que llegará directo desde el Consejo Europeo que se celebra en Bruselas.
En el Gobierno reconocen que «la guerra de Ucrania va a sobrevolar» los debates, pero que no está en el orden del día. El aumento de precios, las materias primas o las subidas de los tipos de interés por parte de Estados Unidos hacen que, aunque lejana en lo geográfico, América Latina sea «una región muy afectada por las consecuencias de la guerra». En una región que, además, está experimentando focos específicos de inestabilidad.
En La Moncloa lo ven como una cita «muy propicia» en un contexto internacional cambiante en el que el presidente del Gobierno va a defender «una relación más estratégica UE-Iberoamericana», en la que España quiere jugar un papel más relevante. Ese es el foco que quiere dar Moncloa a una cumbre que en el formalismo oficial adoptará una carta medioambiental iberoamericana, una carta de derechos digitales o abordará cuestiones relativas a la seguridad alimentaria.
España cree que de forma paralela a los trabajos oficiales de la cumbre es importante que América Latina pueda tener un rol en la resolución de la guerra de Ucrania. Los países de la región expresan mayor incomodidad que los europeos en la toma de posición, aunque el Gobierno recuerdan que «América Latina ha votado casi como un bloque en Naciones Unidas votando a favor de Ucrania y en defensa del orden de Naciones Unidas están muy alineados». Cuestión distinta es que, explican fuentes gubernamentales, «cuando desciendes a detalles hay cierta resistencia al posicionamiento muy claro por una tradición de no injerencia en asuntos internos de terceros».
Y «aunque la cumbre no va de Ucrania», en el Gobierno no van a obviar la cuestión porque «el plan de paz es tema de actualidad» y «tenemos que hacer un esfuerzo por explicar las razones de Ucrania al resto del mundo y no permitir que la narrativa rusa impregne».
Destacadas ausencias
Además de ver hasta qué punto penetra Ucrania en los debates, el otro foco de gran interés estará en las relaciones entre los mandatarios y lo que expresan las destacadas ausencias que se van a producir. La más sonada es la del presidente de Brasil, Lula Da Silva, que entre el 26 y el 31 de marzo estará de visita oficial en China. En el Gobierno de España tenían en mente haber reservado tiempo para un encuentro entre Sánchez y Lula si el presidente brasileño hubiese asistido. Sánchez se reunirá con los presidentes de Chile y Costa Rica. Se da por seguro que a lo largo de las sesiones se improvisarán otros encuentros. Por ejemplo con el presidente argentino, Alberto Fernández.
Tampoco estará el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador. La relación «muy estrecha» entre ambos países se intenta proteger de los desencuentros diplomáticos por las manifestaciones de López Obrador desde que reclamó a Felipe VI que se disculpase «por los abusos de la conquista». Después el mandatario mexicano habló de «una pausa» en las relaciones entre ambos países. Y prosiguió con sus ataques al Rey y a las empresas españolas. A finales del pasado año el Ministerio de Asuntos Exteriores tuvo que emitir un comunicado rechazando tajantemente la actitud de López Obrador.

La presencia que parecía segura en esta ocasión era la del venezolano Nicolás Maduro. En La Moncloa trasladan que las últimas informaciones al respecto no son claras. Pero que en cualquier caso no se ha previsto ningún encuentro con el mandatario venezolano. La guerra en Ucrania y el cambio en la perspectiva energética respecto a Rusia reabrieron a Maduro las puertas del orden internacional. A finales del pasado año el Gobierno aprobaba el nombramiento de un nuevo embajador en Venezuela tras dos años sin representante. España retiró a su embajador en Caracas en protesta por las elecciones parlamentarias de diciembre 2020, convocatoria que el Gobierno español no reconoció debido a las numerosas irregularidades que se produjeron. Algo que se sumaba al proceso presidencial de 2018.
El cambio de paradigma en relación a Venezuela respecto a la cumbre iberoamericana de hace dos años en Andorra es total. Entonces, en un foro muy marcado por la pandemia y la llamada diplomacia de las vacunas, fueron varias las voces que cuestionaron la legitimidad de Maduro. Empezando por el entonces presidente de Colombia, Iván Duque. Los entonces mandatarios de Perú, Uruguay y Ecuador acompañaron las críticas. Mientras que en defensa de Caracas solo hablaron Cuba y Nicaragua.
Solo dos años después todo es muy distinto. El cambio en Colombia en favor de Gustavo Petro es fundamental. Pero también los nuevos mandatarios de Brasil, Chile, Honduras o Perú dibujan un clima mucho más amable para los intereses de Caracas.
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